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- Comprendo, entonces vos sois el príncipe de este reino, y queréis buscar la manera de remediar la enfermedad del rey para no tener que portar la corona... Interesante historia - La voz de la joven sonaba dulce y delicada, como si fuese el suave susurro de un río. 

- Así es, Gran Hechicera, por eso solicitamos vuestra guía y consejo... - Esta vez fue la voz de Bailong la que resonó en el lugar gracias al eco de la gruta.

Tras aquella breve aclaración, los orbes lilas de la muchacha se quedaron fijos en el príncipe mientras éste le sostenía la mirada, sin saber muy bien qué hacer o decir. A los pocos segundos, ella sonrió con calma y cerró los ojos, comenzando a murmurar mientras todo alrededor empezaba a brillar y algo se materializaba en sus manos, extendidas hacia el frente.

- ¿Un pergamino...? - Aquel murmuro por parte de Víctor solo se hizo presente cuando toda la luz se desvaneció y la hechicera abrió los ojos.

- Así es. En él se encuentran todos los ingredientes que necesitaréis para poder elaborar el elixir que salvará a vuestro hermano, joven príncipe - Tras aquella aclaración, tanto el mencionado como su amigo se arrodillaron ante ella, expresando su gratitud.

- No tengo algo lo suficientemente grande como para agradeceros esto, Gran Hechicera - Ante esas palabras, Catora solo dejó escapar una suave risa.

- No tenéis nada que agradecerme... Estamos hablando de un bien mayor, este elixir podría salvar cualquier vida que se desee, incluso una que ya no esté en la faz de la Tierra.

- ¿Insinúas que podría revivir a los muertos...? - El leve gesto de asentimiento por parte de Catora hizo que los dos chicos la mirasen sorprendidos. 

- Los ingredientes se irán borrando del pergamino conforme los consigáis, pero debéis tener cuidado, los dos últimos pueden llegar a destruiros. Os deseo mucha suerte, queridos amigos... La bendición de este reino os acompaña - Tras esas palabras, la joven se desvaneció.

A los pocos minutos, tanto Víctor como Bailong ponían rumbo hacia el palacio a lomos de Guiverno y Lancelot, dejando que las bestias caminasen de forma parsimoniosa como recompensa por la dura carrera que habían llevado a cabo minutos antes.

- ¿Entonces ahora debemos partir en la busca de esos ingredientes, no es así? - El bicolor solo asintió ante la pregunta de su mejor amigo - ¿Y qué debemos encontrar?

- Salgamos de dudas - Tras aquellas palabras, Bailong no tardó en tomar el pergamino de su alforja, desenrollándolo y leyendo su contenido.

~ ~ ~

1. Primer rayo del alba para recuperar el calor de la vida y renacer con gran sabiduría y poder de liderazgo.

2. Carámbano eterno para conocer la frialdad de la muerte y el dolor.

3. Garra de la bestia de bestias para obtener la fortaleza y seguridad necesarias a la hora de afrontar cambios y superar batallas.

4. Cantar de los sabios para recibir la guía de la voz celestial de la razón y el control de los sentimientos.

5. Niebla de los sentidos para adquirir firmeza y no ceder ante las apariencias por duras que sean.

6. Viento del ojo del huracán para actuar con rapidez y responder con agilidad ante los peligros.

7. Pluma del sacrificio para actuar con justicia en busca de un bien supremo.

8. Esencia de dolor puro para guiar la venganza y la ambición.

9. Lágrimas de traición para conocer la verdadera cara del mundo y proteger el corazón.

~ ~ ~

- ¿Realmente debemos adquirir todos esos ingredientes? ¿Cómo sabremos siquiera dónde se encuentran? El reino es colosal - El mayor hizo una pausa, pensativo.

- Estas indicaciones nos las ha entregado la Gran Hechicera, por lo cual algunos de ellos deben formar parte del dominio de los magos de rango inferior - Los orbes ambarinos del príncipe se clavaron sobre él.

- ¿Magos de rango inferior? - Esta vez fue Bailong quien le observó.

- Catora es la más poderosa de este reino en cuanto a magia, pero si no me equivoco hay otros seis magos con menos poder... Seguramente ellos posean lo que necesitamos, y después tendremos que ingeniárnoslas para encontrar los otros tres.

- Está bien... ¿Crees que realmente funcionará? - El bicolor sonrió, intentando calmarle.

- Por supuesto que sí... Venga, hablemos de otra cosa para distraernos mientras volvemos a palacio.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? Llevo varios días pensándolo - El mayor asintió al oírle - ¿Tus padres aún no te han prometido con ninguna mujer?

- ¿Por qué lo preguntas? - Bailong no tardó en formular su pregunta de vuelta.

- No sé, me parece extraño que, siendo noble, todavía no te hayan comprometido con ninguna mujer - El mayor simplemente clavó la mirada en el horizonte, haciendo una leve pausa.

- Lo han hecho, pero mi prometida vive lejos y no nos veremos hasta la boda - Su respuesta instantánea y algo seca despertó cierta desconfianza en Víctor.

- ¿Estás seguro...? - Ante aquella duda, el mayor simplemente espoleó a su caballo y aceleró bastante el ritmo, dejándole atrás durante unos segundos hasta que el joven príncipe logró reaccionar y alcanzarle - ¡Bailong!

Al poco tiempo, el bicolor detuvo el galope de su corcel, teniendo compasión de él y dejando que recobrase el aliento. En ese momento, Víctor logró darle alcance, y a pesar de estar el uno junto al otro, ninguno dijo ni una sola palabra. El peliazul sabía que había metido la pata. Si algo caracterizaba a su amigo era que odiaba que la gente dudase de lo que decía.

El resto del viaje lo hicieron sin cruzar ni una sola palabra, centrados en sus propios pensamientos. A pesar de ello, el silencio que les envolvía no era en absoluto incómodo, el carácter de ambos chicos había terminado por forjar ese tipo de calma y bienestar aunque no saliese una sola sílaba de sus labios.

- Crees que lo conseguiremos? - Aquella pregunta llena de dudas por parte de Víctor fue lo único que rompió el silencio.

- Si crees que lo lograrás, hay más posibilidades de que alcances el éxito... A la larga, en este mundo solo importa cuánta fuerza de voluntad tengas en tu interior - Cruzaron miradas - Además, no voy a dejarte hacerlo solo.

- Lo agradezco, la verdad... - Aquella breve conversación finalizó con una sonrisa correspondida.

PROFECÍA ;; Inazuma Eleven GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora