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3. Garra de la bestia de bestias para obtener la fortaleza y seguridad necesarias a la hora de afrontar cambios y superar batallas.

La llegada al Bosque de las Fieras llevó menos tiempo del que ambos chicos pudieran haber calculado. A pesar de verse lejos, aquel espeso bosque estaba mucho más cerca de lo que podrían haber imaginado.

- ¿Estás seguro de que este es el bosque que buscamos, Bailong? El reino está lleno de arboledas, no logro identificar qué tiene esta de diferente o característico como para poder identificarla tan rápido - Mientras hablaba, los ojos de Víctor recorrían la entrada de aquel lugar.

- Pues yo ya he encontrado una señal clara - La voz de Bailong sonó algo alejada de la suya, observando la corteza de uno de los árboles.

Víctor no tardó en desmontar a Lancelot y acercarse a su amigo. En aquel árbol, la corteza se veía cortada por varias marcas similares a líneas, paralelas pero al mismo tiempo imperfectas.

- Son marcas de garras. Sin duda estamos en el lugar correcto, Njord me dijo que encontraríamos varios árboles que presentasen estas marcas - Los ojos de ambos adolescentes recorrieron a simple vista los demás árboles, encontrando rápidamente más marcas iguales a las que tenían frente a ellos.

- Será mejor avanzar sin Lancelot y Guiverno. Si hay algún peligro en este bosque, no quiero que ellos salgan heridos - Bailong asintió ante la propuesta del joven príncipe.

- Por descontado. Necesitamos que estén sanos y fuertes para poder continuar luego nuestro viaje.

Tras amarrar las riendas a unas vallas cercanas, asegurándose de que las bestias no pudiesen escapar, ambos chicos se encaminaron hacia el interior del bosque, con una mano sobre sus espadas para estar preparados en caso de necesitar desenvainarlas.

- Este sitio me provoca escalofríos, es increíble el silencio que hay a pesar de ser un bosque - El apunte en susurros por parte de Víctor fue correspondido por Bailong con un simple asentimiento de cabeza.

- Sea lo que sea que habita en este lugar, sin duda está acechando en busca de una presa... Espero que no se haya fijado en nosotros, porque entonces esto acabará mal.

Los dos adolescentes continuaron su camino hasta terminar en un claro. Los ojos de ambos observaban a su alrededor, buscando alguna señal de alarma, y pronto un poderoso rugido acabó con el inquietante silencio que rodeaba aquel bosque.

Una figura saltó ante ellos, y Víctor sintió que su cuerpo se congelaba.

- ¡Un león! - Sin poder evitarlo, retrocedió algunos pasos, al igual que Bailong - ¿¡Qué hace un animal así en el reino!? 

- Creo que es precisamente lo que estamos buscando - Los ojos de Víctor se abrieron como platos ante la declaración de su amigo - Lo que no sé es cómo conseguiremos calmarle.

Con rapidez, los ojos de ambos adolescentes recorrieron sus alrededores para intentar encontrar algo que sirviese de ayuda, un intento fallido teniendo en cuenta que los únicos elementos que les rodeaban además de la imponente figura del animal eran simples piedras y hojas caídas.

En apenas unos segundos, el león se había abalanzado sobre Bailong, quien logró esquivar el ataque casi por los pelos bajo la preocupada mirada de Víctor, quien ahora descansaba tras el animal.

Y fue en ese mismo momento cuando una idea surcó su mente.

Con gran agilidad, el príncipe no tardó en quitarse el manto que le resguardaba del frío y saltar sobre el poderoso animal, cubriendo sus ojos y provocando que el león se revolviera al verse privado del sentido de la visión.

- Por favor, escúchanos - La voz de Bailong sonaba firme, imponente - No hemos venido a hacerte daño, solo queremos pedirte un favor.

- ¡Bailong, intenta algo más, porque este animal no parece razonar! - La voz de Víctor sonaba desesperada mientras intentaba sostener con firmeza el manto, aferrado con otra mano al pelaje de la bestia para no caer.

- Ha sido Njord quien nos ha dado tu paradero - La respuesta del bicolor tardó unos instantes en manifestarse.

Pero a pesar de aquel minúsculo retraso, la sorpresa de Víctor no fue leve al sentir cómo, ante aquellas simples palabras, el animal comenzaba a relajarse hasta detenerse; momento que el peliazul aprovechó para bajar de su lomo al tener cierta confianza en que él y su amigo ya estaban a salvo.

Una fuerte luz rodeó al animal, cegando durante unos segundos a ambos amigos, y la sorpresa de Víctor no fue poca al ver que ahora el poderoso animal no era más que un simple adolescente de pelo y ojos azules.

- ¿Por qué os mandaría Njord aquí? Nunca le ha dado mi paradero a nadie - La voz del chico era dulce, al igual que el azul de sus ojos, a pesar de sus palabras ariscas.

- Necesitamos pedirte ayuda, Bay. En nombre de su alteza el rey - La mención de aquellas palabras hizo que la expresión del nombrado se crispase.

- No quiero tener nada que ver con la realeza. Y menos ofrecer mi ayuda a ellos, sea lo que sea que necesitéis - El bicolor hizo contacto visual.

- Sé que tienes tus motivos para odiar a la casa real, créeme, pero sin tu ayuda solo estaremos apoyando el inminente comienzo de una nueva guerra - El ojiazul les observó durante unos segundos, con desconfianza, pero la decisión y la honestidad en la mirada de Bailong terminó convenciéndoles.

- ¿Qué necesitáis de mí? - El cuerpo de Víctor pareció destensarse ante la respuesta positiva.

- La garra de la bestia de bestias - Nada más escuchar a Bailong, Bay llevó una mano al amuleto que colgaba de su cuello, con una forma similar a una garra animal.

- Es lo que me permite transformarme y sobrevivir en este bosque. Entregártela sería firmar mi propia sentencia de muerte en este infierno.

- Pues deja que te reúna con Njord - Aquel nombre pareció dar luz al rostro del joven, pero aún así reflejaba algo de desconfianza.

- ¿Cómo puedo confiar en ti? - Ambos se miraron de nuevo a los ojos.

- Te doy mi palabra. Si nos entregas la garra, te reuniremos con él - Pese a la determinación en el tono de voz de Bailong, Bay continuó observándole con duda, tomándose unos segundos para pensar en su situación.

- Te propongo el trato inverso: llevadme con Njord, y cuando esté con él y tenga la certeza de que no intentáis engañarme, os daré la garra - Ante la propuesta, los dos amigos se miraron antes de asentir de forma simultánea, mostrando su acuerdo con el nuevo pacto.

- En marcha entonces, pronto anochecerá.

PROFECÍA ;; Inazuma Eleven GoWhere stories live. Discover now