El Otro Entreno

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—Bien, ¿Eso es todo por hoy? —Le pregunto a la entrenadora Rowell cuando terminamos la rutina, ella nos observa en nuestros uniformes de porristas, era negro con blanco, la falda de vuelos tenía una pequeña franja blanca al final y la parte de arriba tenía una franja blanca en el centro. En esta tenía una enorme D por el nombre de nuestra escuela, D'anton High. 

—¿Acaso tienes alguna otra extracurricular de la que glorificarte Calle? —Me pregunta bromeando porque obviamente ya no hay ninguna otra clase a esta hora, estaba empezando a anochecer, ella se ríe y me río por complacencia. —Ya terminamos por hoy. —Nos dice, luego nos pide que estiremos un poco antes de irnos y nos da instrucciones sobre el próximo entrenamiento. Lily, mi mejor amiga, me ayuda a estirar así como todas ya tenían a su pareja para estirar. Estábamos en la cancha de soccer, era bastante grande y tenía las enormes gradas del público a cada lado. Los enormes postes de luz comenzaban a apagarse dejándonos solamente con las luces en la grama que guiaban a la escuela. 

—¿Por qué no le contestaste a la señora Rowell? —Pregunta mi amiga con genuina curiosidad en sus ojos que me recuerdan a la miel. 

—Estaba siendo sarcástica. —Le contesté. 

—¿Tú o ella? —

—Ella. —Ella frunce las cejas y parece avergonzada, sus mejillas se tiñeron de rojo. —Tranquila, a mí me cuesta saber cuando está bromeando y cuando no, no es algo muy obvio. —Ella se relaja mientras pongo mi otra pierna en su hombro y comienzo a acercarme a alejarme repetitivas veces sintiendo la pierna tensarse. 


Lily tiene un pequeño problema al identificar el sarcasmo y eso puede frustrarla a veces, ella se toma las cosas muy literal y le cree a todo el mundo porque dice que siempre ha tenido una buena relación con su familia, intenté no ofenderme cuando me dijo eso hace unos años y me resultó muy fácil porque Lily es la persona más inofensiva del mundo, la conozco desde que tengo memoria. Realmente no sé si es eso, a veces le intento recomendar a mi terapeuta, sé que no es normal. 

—¿Hacemos algo hoy? —Me pregunta emocionada. —Podemos hacer pijamada en mi casa, mis padres no están. —Bajo mi pierna y ella sube la suya en mi hombro y comienza a estirar.

—No puedo, tengo mierdas que hacer. —Le contesto sin pensar en lo abusiva que salió mi respuesta. Estaba tensa por lo de mi madre y su presión en que sea presidenta del consejo estudiantil «El cual he ganado dos veces ya» y aparte de eso, hoy iba a hacerse otros exámenes clínicos que la dejaban exhausta y para mí eso era una mierda. Lily arquea las perfiladas cejas que tiene y no dice nada más, seguramente ofendida. Me hace sentir mal. —Pero podríamos ir a La Luna con Lara y Marie un rato. —Ellas eran del equipo de porristas y siempre estaban a nuestra disposición.

Solo son amistades que no conectan de parte de ambos, no es nada malo pero es cansado estar con ellas todo el rato.

Yo soy una persona que genera. O al menos eso notaba, así que tan solo escucharon sus nombres aparecieron junto a nosotras. Lily sonrió aceptando mi disculpa. — ¿Qué pasa? —Preguntó Lara, una chica alta de ojos verdes con el pelo rizado, su piel parecía muy quemada por el sol por lo que estoy segura que acababa de irse de vacaciones, antes no estaba así. Les sonrío amistosamente.

—Vamos a La Luna, ¿Quieren ir? —Les pregunté amigablemente. Ellas asintieron y luego de despedirnos del resto, nos dirigimos al auto de Lily. Su carro me daba risa, ella tenía una camioneta muy grande que contrastaba demasiado con su actitud, hasta intimidaba. Era muy grande y negro. 

De verdad contrastaba con su pacífica y tierna actitud. Sus padres están al tanto de cómo es ella así que intentan protegerla con esos detalles. Es una movida interesante a pesar de que Lily siempre quiso un descapotable rosado. 

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora