Encajar

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—¿Conoces el mejor sitio para ver las luces de todas las casas? —Me preguntó Calle, estábamos esperando frente a un semáforo en rojo un poco alejadas de la urbanización. Ya me había preguntado por qué nos habíamos alejado tanto, pensé que solo estaba manejando sin pensar y que no se había dado cuenta que la cantidad de árboles había aumentado.

—La verdad es que no. —Contesté, le di un sorbo a mi chocolate caliente. En nuestra ciudad a veces nevaba, pero sí había bastante frío por estas épocas.

—Bueno, estás de suerte entonces.

Se soltó el cabello antes de que el semáforo se pusiera en verde y cayó en ondulaciones por la forma en que estuvo amarrado bastante tiempo. Miré hacia el frente antes de decir:

—Tu pelo está muy lindo suelto.

—Gracias. —Sonrió, lo noté por el rabillo del ojo. —Tú estás muy guapa, ¿Te dije alguna vez que si te vistieras mejor tal vez te tendría envidia?

La miré, parecía bastante segura de sí misma aunque yo noté que el repiqueteo en el timón no era algo habitual en ella. Yo solo le había hablado del pelo, ella habló de toda mi persona.

—Me lo dijiste en mi cumpleaños.

Daniela alzó las cejas como recordándose de mí en mi cumpleaños.

—Pensé que no te lo había dicho. —Comenzamos a subir una calle bastante empinada, estábamos subiendo una montaña, habían árboles por todas partes, Daniela encendió sus luces altas y cruzó hacia otra calle empinada, por este lado habían más casas bastante lindas que intentaban camuflarse usando los árboles, aquí estaba un poco más iluminado pero ella no apagó las luces altas. Me preguntaba con quién habría venido aquí, por qué lo conocía tanto si ni si quiera había iluminación, ¿Será una tradición suya?, ¿Habrá venido aquí con Carla? —Lily me había mostrado este lugar en año nuevo de hace unos años, me sacó del hospital casi en mitad de la noche junto a sus padres, nos sentamos en el capó del auto para ver los fuegos artificiales.

Un sentimiento cálido me abrazó al pensar en esa escena. Una Daniela somnolienta saliendo del hospital, en el cual casi vivía cuando no estaba en el colegio, disfrutando de las luces con su mejor amiga, la cual adoraba.

—Lily es-

—Lo máximo. —Me corta sonriente. —¿Andrea ha hecho cosas así?

—Perdona, ¿Se convirtió esto en una competición? —Pregunté con una expresión burlona. Daniela negó con la cabeza.

—No, no hay competición, Lily es mejor.

Me reí bufando. Ella solo quería molestarme.

—Tú y Lily encajan bien, yo y Andrea también, no hay competición Daniela.

—Pero si la gente votara por-

—¿Tienes un fetiche por las elecciones? —Corté su intento de burla hacia mi amistad con Andrea. Parecíamos las del primer día, cuando pasé por ella y discutíamos por todo, pero esta vez era más divertido, para nada queríamos herirnos.

Daniela comenzó a reírse bastante fuerte al hacer la analogía, una risa pura. Ese sonido iba de viento en popa a ser la principal razón por la que me dieran ganas de hacerla reír. Daniela giró el timón y nos encontramos con un terreno llano, no habían árboles que taparan la vista que había al fondo. Daniela se parqueó a unos metros de la orilla.

—¿Qué...

La vista se abría hacia la ciudad, a lo lejos se pueden distinguir los rascacielos iluminados, como puntos brillantes en el horizonte, incluso un avión se volvía un punto rojo cruzando por arriba de la ciudad. Pero a medida que dirigía la mirada hacia abajo, me daba cuenta que la verdadera belleza estaba en los suburbios cercanos.

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora