Fiesta Post Rodaje

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Daniela Calle estaba de vuelta en mi mente. Dudo que alguna vez no lo estuvo, tal vez solo se había muteado por su ausencia, evitarla era lo que la mantenía en los lugares más insólitos de mi cerebro. Ahora mismo no puedo pensar en una sola razón del por qué. Comencé a tocarla por encima de su traje, mis manos en su pecho exploraban con lentitud y ocasionalmente apretaban mientras la besaba. Ella metió sus manos por detrás de mi cuello y estiró el cuello hacia atrás.

Estaba sobre mi regazo, una pierna entre las mías y la otra a un lado, al igual que con su pelo de lado. Pasaba mis manos suavemente por su dorso, su espalda y cintura sintiendo la tela que me recordaba a nosotras en otro espacio y tiempo. Comenzó a menearse sobre mi muslo, en círculos. Jadeé y uní nuestros labios.

—¿Te estás sintiendo bien? —Murmuré. Ella respondió con un jadeo más largo. Me mordí el labio y me dirigí hacia su cuello. Me dediqué a besarlo lenta y jugosamente. —¿Quieres que te ayude?, ¿Te gustaría eso? —Ronroneé sobre su cuello y la sentí asentir.

—Por favor, Poché, me vas a matar. —Contestó ella con la voz ronca. Mordí y raspé con mis dientes unos segundos más antes de pasar mis manos por sus muslos. Dejé que una pasara por el interior de su muslo hasta sentir el borde de la falda que me recordó de disfrutar la vista. Me separé para verla en cuanto toqué por encima de la licra y gemí sonriente junto a ella. Podía sentir un poco de humedad incluso por fuera. Debía estar tan húmeda por debajo.

Comencé a hacer círculos por encima y Daniela apretó su agarre en mi cabello. Se comenzó a mover con más rapidez.

—¿Qué quieres? —Pregunté sin quitarle los ojos del rostro. Ella juntó las cejas y sus ojos estaban entrecerrados. Estaba pasándosela muy bien, tan bien que no me escuchó. Me detuve y ella hizo un ruido de reclamo. —¿Quieres más?

—Poché, me vas a matar.

—Dime.

Comencé a mover mis dedos en círculos de nuevo. Ejercí más presión y Daniela escondió la cara en mi hombro ahogando un pequeño grito.

—Así. —Dijo en un hilo de voz.

—Pídemelo otra vez.

—Poché, por favor tócame como antes y-yo, oh mierda. —No tuvo que decir mucho, me prendió al instante y ahora lo único que quería era que se corriera en mi muslo.

Comencé a hacer lo que ella quería.

Daniela gemía en mi oído, intentaba ahogar sus gemidos entre el espacio de mi hombro y mi cuello.

—Mírame. —Le dije. —Me encanta verte.

Ella se separó un poco para verme. Estaba sonrojada con los ojos envueltos en lujuria y la boca entreabierta. Me encantaba verla así.

Su mirada era profunda.

∆∆∆∆∆

Daniela se vestía con la ropa con la que había venido, unos pantalones negros rotos por la rodilla y un sudadero de líneas verdes y moradas.

Yo estaba recostada en el sillón, aún. Intentaba recobrar el aliento porque Daniela no iba a dejarme ir sin hacerme terminar antes.

—De verdad, no importa si no pasa. —Le decía, pero ella ya estaba encima de mí besando mi cuello. —No soy un chico, no necesito que hagas-

—Ay, ya cállate diciéndome que no eres un chico como si no te conociera. —Me ordenó sobre el cuello y solo seguí órdenes.

Dani estaba frente a mí observándome, podía sentirla a mi lado. Yo no podía verla porque tenía mi antebrazo cubriéndome el rostro.

—Brenda me escribió. —Me informó. —Dijo que harán una fiesta de celebración post rodaje en casa de Anderson, no sé quién es pero me invitaron.

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora