Grad

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Era el día de mi graduación. 

Estábamos arreglándonos en su casa cuando me dio mi regalo anticipadamente. Se supone que tenemos que darnos un regalo después de la ceremonia cada una. Lily me dio un cartón con tres fotografías enormes pegadas en él(el cartón era como de metro y medio de altura), teníamos quince años en esas fotos y eran de una máquina del centro comercial. No sé cómo había hecho para extenderlas de este tamaño pero me encantaba la idea. Podría colgarlo en mi habitación para recordarla durante la universidad. Su cabello rubio caía en ondulaciones perfectas, había terminado de maquillarla y ahora tendría que maquillarla de nuevo porque presentía que comenzaría a llorar, sus ojos comenzaban tornarse rojos alrededor del iris azul. 

—¡Es muy grande para llevarlo al colegio! —Se excusó con total razón. Observé las fotografías, en una ella estaba haciéndome cachos con sus dedos detrás de mi cabeza y yo tenía los ojos cerrados y la lengua de fuera, ambas teníamos sombreros chistosos. Muy idiotas. 

En la siguiente teníamos unos lentes enormes, yo arrugué la nariz y levanté el labio de un lado como si estuviese rugiendo. Lily sacaba la lengua y levantaba el dedo pulgar. 

En la última foto no teníamos nada ridículo puesto, Lily recostaba su cabeza contra mi hombro haciendo una cara de pato y yo sonreía coquetamente hacia la cámara. Era una buena foto.

—Para que no te olvides de mí en la universidad cuando tengas amigas igual de intelectuales que tú. —Me dijo con algo de tristeza en su voz. Negué con la cabeza y la abracé. 

—Lily, te lo digo todo el tiempo y te lo repetiré. —Le digo sintiendo que un nudo comenzaba a formarse en mi garganta, lo liberé. —Eres la persona más brillante que conozco. 

—Creo que confundes mi buen gusto por los brillos labiales, en eso te gano.

Me carcajeo sintiendo que la tensión había bajado y ya ninguna quería llorar.

—Sí, pero en serio, nadie nunca va a poder superar lo que tu amistad ha dejado en mí. —Nos separé observándola con los ojos entrecerrados. —Tampoco es como si no volveremos a vernos Lily, cuando regreses podremos salir o podría ir a visitarte yo. 

—¡Pero ya no nos veremos a diario! —Se queja abrazándome de nuevo.

Lily se iba a Europa a estudiar moda, claro que primero se iría un par de meses conmigo a la gran ciudad de Colten. Sus padres fueron lo suficientemente amables como para rentarme uno de sus apartamentos allí, el que no era lujoso claramente. Incluso me lo dieron a un precio increíble y mis padres obviamente están contentos con que no esté rodeada de universitarios locos con su libertad. Sus padres tenían todo el dinero del mundo para hacerlo sin que les represente una pérdida, digo... el fuerte de sus padres era organizar conciertos. 

Lo único que me preocupaba era ella en sí, no quería que nadie le pasara por encima por ser muy buena cuando yo no estuviera cerca. 

Me separé de ella y caminé hacia la pequeña maleta que traje para alistarnos. Saqué una cajita dorada que tenía una moña de tela blanca atada. Lily corrió a mi lado para abrir su regalo y lo elevé para que no me lo quitara de las manos.

—Cada que mires este regalo recuerda que eres la persona más brillante y creativa de todo el lugar, ¿Entendido? —Le pregunté y Lily asintió rodando los ojos como si estuviese regañándola. Se lo di.

Era una pulsera de Pandora-que le encantaban- con diferentes charms en ella. Tenía uno de unos pompones, otro de un uniforme de porrista, tenía uno de la letra L y otro de la letra D, había otro de un pickup, también tenía un unicornio y un caracol y básicamente lo llené de todo lo que pensé que podría gustarle a Lily. Ella me abrazó con fuerza agradeciéndome. Me regañó porque habíamos puesto un límite de precio en el regalo, el cual obviamente no obedecí porque quería ganarle. Me reí cuando dijo que en unos días me iba a mandar otro regalo. 

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora