0. PRÓLOGO

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𝑨&𝑩

El salón de baile estaba repleto

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El salón de baile estaba repleto. Las jovencitas bailaban sin cesar al son de la banda contratada por Lady Barnes. La fiestas oficializadas por los duques eran sumamente provechosas para la sociedad, así que ninguno tenía la dicha de perdérselas. En estos lugares solían pasar acciones o proposiciones que cambiaban para siempre la vida de una señorita.

Lady Amelia caminaba del brazo de su mejor amiga lady Emily por alrededor de los presentes. La Marquesa de Chester las había prácticamente obligado a pasearse delante de los jóvenes solteros que estaban en la plenitud de buscar una esposa. Las jóvenes no la culpaban, al final del día lady Barton era una madre casamentera.

— Amo tenerte conmigo Amy. —dice lady Emily en el oído de su mejor amiga—. Sabes que odio bailar con estos rufianes.

Amy soltó una carcajada ante las ocurrencias de su amiga. Lady Emily o "Milly" como solía llamarla, odiaba bailar con cualquiera de los jóvenes que se le cruzase en el camino. Milly justificaba su disgusto ante su madre diciendo que había nacido con dos pies izquierdos y no quería espantarlos.

— Milly, no quiero volver a bailar en mi vida. Dos de los cinco hombres con los que bailé me pisaron y el último casi rompe mi vestido.

— Pues qué manera más romántica de decirte que quiere sacarte la ropa— susurra en el oído de su amiga—.

— ¡Emily! No digas eso en público. —dice, pero no puede evitar soltar una risita—. Probablemente alguien más lo escuche y quiera probar la misma táctica.

Las dos ríen enérgicamente, recibiendo una mirada despectiva de las madres presentes. 

— ¡Te adoro, Amelia Rogers! Gracias por seguir todas mis ocurrencias. —agarró con más fuerza el brazo de su amiga—.

Frenaron el paseo luego de unos minutos sumergidas en una conversación sobre lo mal que bailaban los nuevos jóvenes que buscaban esposa y lo desesperadas que estaban sus madres por desligarse de ellos.

La temporada era certera para Amy y sus amistades. Había tenido tres proposiciones desde su presentación en sociedad hace algunos meses, pero su hermano se había encargado de rechazarlas todas. Ninguno de los interesados tenía para ofrecer lo que su hermana menor merecía. Lord Clint Barton hizo exactamente lo mismo con su hija. En cambio, el Vizconde Wilson había aceptado que su hermana Kate se casara hace aproximadamente un mes.

— ¡Oh no! ¡Alerta roja! Vámonos, vámonos, vámonos. —dice Milly con efusividad agarrando del brazo a su mejor amiga, pero es demasiado tarde—.

— Lady Amelia ¿Me concede este baile? —pregunta lord Alcott y Amy evita poner los ojos en blanco—.

Lord Alcott lleva semanas cortejándola y sigue insistiendo. Lord Rogers ya le había dejado claro que no dejaría que se casara con su hermana, pero al parecer el joven es creyente de la frase "El que persigue, consigue".

Inefable | Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora