Inefable | Bucky Barnes

10. THE MOMENT I KNEW

05 de Septiembre, Mayfair, 1812.
Un año antes.

Había llegado el día que Amelia había estado esperando. Por fin, después de tanto tiempo volvería a verlo.

"Jamás me perdería tu cumpleaños, conejito". Había prometido antes de irse del país. Volvería, él nunca le había mentido. James Bedford era el hombre que subía sus expectativas al cielo. El hombre que la hacía sentir mariposas en el estómago.

Estaba tan feliz que podría bailar por toda su habitación. Su vestido era esponjoso, con escote pronunciado y de un precioso color azúl. Desde hoy y para siempre dejaba de ser una niña.

Desde hoy Bucky, el duque de Bedford podría mirarla con otros ojos.

Quizás podría convertirse en su esposa. Tener a sus bebés y a su heredero al ducado. Amelia había tenido la carencia de una madre en su vida, pero estaba segura de que se había preparado lo suficiente para ser la más respetuosa, tierna y amorosa. Sus hijos serían preciosos, con el color cobrizo de su cabello y los ojos azules de su padre.

— Creo que es hora de vestirme. —dijo Amy con una sonrisa plasmada en su rostro—. Rose, se me hará tarde...

— Lady Amelia, son las díez de la mañana. ¿No considera que es demasiado temprano?

— Nunca es temprano para celebrar tu cumpleaños. —tan emocionada, giró por alrededor de su habitación—. Quizás y podríamos decirle a Steve que cambie la hora de celebración.

— Dudo que eso sea posible, Lady Amelia. Muchos de sus invitados vienen desde muy lejos. No les dejará tiempo de prepararse.

— Tienes razón, Rose. Lo siento, solo estoy muy emocionada.

Amy no podía parar de sonreír.

No lo había visto hace exactamente cinco meses, dos semanas y cuatro días. Llevaba la cuenta de los días en la que Bucky la privó de su sonrisa.

— ¿Algunos invitados ya llegaron?

— No, Lady Amelia. —respondió Rose, mientras cepillaba su cabello.

— ¿El duque de Bedford tampoco? —Amy la miró por el espejo. La mirada de Rose se tornó seria, como si supiera algo que Amy no.

— No...

— Ya llegará. —soltó Amy, junto con un suspiro—. Es mi cumpleaños número dieciocho. Él no se lo perdería.

Se lo imaginaba en la puerta de Middlesex House, con un hermoso traje que combinase con su vestido azul. Había elegido tal tela porque le recordaba a los ojos del duque. Él la esperaría ahí, le sonreiría y la sacaría a bailar.

El duque de Bedford sería su primer baile como una mujer.

Él la ayudaría a dejar a la pequeña Amy de lado, y eso no la dejaba siquiera pegar el sueño.

— Lady Amelia, necesito que se vista. Su hermano la está esperando abajo para desayunar.

— Si, claro...

Amy se levantó para que las doncellas comenzaran con su trabajo. En medio de risas dejó que la vistieran con su vestido de mañana. Era bonito, de un verde, como las manzanas o sus ojos. Aún así, no era tan majestuoso como su vestido de noche.

— ¡¿Todavía no está lista?! —Amy saltó del susto al escuchar a la señora Nolan en la puerta de su habitación—. Debes estar lista en cinco minutos, tienes una visita.