31:

54 9 7
                                    

El embotellamiento no lo dejaba avanzar. Su cuerpo sudaba en exageradas cantidades y eso que el cielo estaba nublado.  Iba diez minutos tarde y comenzaba a sentirse ansioso.

La salida de la ama de llaves ya había pasado y temía que la mujer se fuera, dejando a su hija vulnerable en casa.

Mordió sus uñas varias veces, sin dejar suelto ninguno de sus cinco dedos; moviendo su pierna derecha hacia arriba y abajo, sujetando con la mano izquierda el volante, ansioso de continuar su camino.

A un lado de él, en una motocicleta, se encontraba un pequeño niño siendo abrazado por su padre. Ambos estaban  riéndose de quien  sabe que cosa. YoonGi sonrió de ternura cuando vio a través del casco de seguridad, la emoción del pequeño por estar con su padre.

¿Su vida sería diferente sí Jung-jae hubiese sido un padre distinto, amoroso y responsable? Por mucho que lo piense, jamás encontraría alguna respuesta que le diera calma a su vida.

Ansiaba preguntarle al pequeño que es lo que se siente ser amado por su progenitor. Quizá, una vez supiese las sensaciones de ser amado, podría soltar lo que tanto le quema.

¿Por qué no tuvo la ventura de ser un hijo amado?

Se contempló por unos segundos en el retrovisor. Está hecho un asco. Era horrendo; cuando era pequeño pensaba que su padre no lo quería porque era muy feo, sin ningún ápice de belleza.

Luego llegó a la rigurosa conclusión que Jung-jae lo despreciaba porque no era muy listo como sus demás compañeros de clases. Por más que se quemara las pestañas estudiando, no podía sacar una buena nota que hiciera a Jung-jae presumir el maravilloso intelecto de su hijo con sus amigos en la obra de construcción.

Tal vez, debió de morir hace mucho tiempo en manos de su padre.

El automóvil trasero hizo sonar su claxon. Min salió de su trance. El tráfico había dejado de ser una molestia para los cansados conductores que deseaban regresar a sus casas para ver a sus familias o, simplemente, para dormir.

Se apresuró a conducir. Antes de dar la vuelta a la autopista para ir a su casa, alguien llamó a su teléfono.

Rápidamente contestó la llamada, aunque era de un número desconocido; pero varios escenarios llegaron a su cabeza de tan solo pensar que su hija estaba desprotegida en casa, a pesar de la ama de llaves le haya confirmado que esperara a que llegue para después irse.

Soy Soobin — dijo el pequeño, tomando una larga bocanada de aire.

YoonGi paro salvajemente el automóvil cuando escucho la voz del retoño. Se preocupó de más cuando esté le marcó desde un número desconocido.

— ¿Hola bebé, sucede algo? — dijo YoonGi un tanto impaciente.

Hubo un largo silencio por varios segundos, hasta que Soobin finalmente se atrevió a hablar.

Pa... Ga... Gatito, ¿Po... Podrías venir por mi a la escuela? — dijo con mucha congoja.

YoonGi miro la hora en su teléfono. Eran las seis de la tarde. ¿Cómo es posible que nadie haya ido por  Soobin?

El s... se... señor Nam... NamJoon vendría por mí; pero no ha llegado.

Y Soobin no mentía, NamJoon tendría que haberlo ido a recoger desde hace tres horas; pero por alguna razón no llegó.

Una profesora se acercó a Soobin al verlo afuera de una banca, con los pies colgando de esta, mientras observaba los coches que pasaban frente de él.

ROMANCE DE  UNA SOLA NOCHE [M.Y/K.T]Where stories live. Discover now