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— ¿Que mierda... — Bakugou levantó a la altura de sus ojos el objeto rosa, sosteniéndolo con su dedo índice y pulgar.

Parecía un guante de cocina ¿Que carajo hacía esa porquería (que obviamente no le pertenecía a él) en su canasto de ropa limpia?

Trató de recordar quién estaba en el cuarto de lavandería cuando él fue a lavar su ropa, pero realmente no prestó mucha atención a los demás extras.

Luego le llegó a la mente la cara de alguien.

"El idiota de la azúcar" pensó.

Con un resoplido, arrojó esa cosa a su bote de basura. De cualquier forma ya no le serviría a su dueño pues al parecer la tela se encogió al entrar en contacto con el calor de la secadora, por lo que ya no le quedaría a ese tipo.

Y aún así no es cómo si le importará mucho.

Siguió acomodando su ropa, hasta que sus manos volvieron a pescar algo que no era de él, y cuando lo extendió frente a sus ojos sintió la cara arder de rabia.

Ni loco iría a buscar a sabrá quién era la dueña de ese sostén blanco con dibujitos de conejitos rosas y encajes por todos lados.

Con la mano libre preparó un par de chispas para incendiar esa mierda pero unos toques suaves en su puerta lo detuvieron.

Al abrir de mala gana, se topó con unas mejillas rosas y unos ojos marrones brillantes que lo miraban con pena.

— ¿Qué?

Cara redonda le extendió una prenda negra que él conocía perfectamente pues era una de sus camisetas favoritas.

— Creo que hubo una confusión, Bakugou. — dijo ella mirandolo nerviosa. — Por accidente tu camiseta se...

— ¿Está mierda es tuya? — La interrumpió Katsuki, colocando el sostén frente al rostro de la chica.

Mirando a todos lados, con los ojos llenos de pánico, la castaña tomó de un jalón su sostén y entró a la habitación, cerrando la puerta detrás de si misma.

— ¡OYE! ¿QUE CARAJO CREES QUE HACES, CARA REDONDA?

— ¡Lo siento Bakugou! De verdad lo siento, lo siento, lo siento muchísimo.

— ¿Que parte sientes? ¿El meter ropa tuya en mis cosas o invadir mi habitación, pequeña estúpida?

— A... Ambas. — Contestó colocando sus manos en puños, apretando la camiseta negra contra su pecho. — perdoname, es que entré en pánico, esto es muy vergonzoso. — Empezó a explicar ella hablando muy rápido. — Estaba distraída pensando en una forma diferente de poder utilizar mi Quirk y por accidente metí mis cosas en la secadora equivocada, de verdad siento mucho las molestias que te he causado, porfavor disculpame.

Bakugou entrecerró los ojos.

— ¿Y como llego mi camiseta a tus manos?

— Ah si... La encontré en el suelo del elevador. — contestó ella con una boba sonrisa timida y entendió la prenda frente a si misma.

Mientras él la tomaba, ella aprovechó para preguntar.

— Por cierto, ¿no había más de mis cosas? No encuentro una de mis manoplas rosas por ningún lado.

— Ah, eso... Está en el bote de basura. — Dijó Katsuki de forma despreocupada apuntando con la barbilla en dirrección a una esquina de la habitación.

— ¡¿QUÉ?! Pero ¿Porqué?

Cara redonda Caminó hacia el bote de basura con un puchero en los labios.

— Me ofendes Bakugou. — Reprochó cómo si le hubieran deshonrado a toda su familia completa por dos generaciones. — No es nueva y talvez está un poco deshilachada pero aún funciona perfectamente.

— Solo tómala y lárgate. Cómo molestas.

— Enserio eres increíble. — Le reprochó, sacudiendo la manopla y con su sostén colgado al hombro.

— Lo sé.

La vio mordiéndose la mejilla, cómo si fuera a contestarle algo, pero pareció pensarlo mejor y se encaminó hacia la puerta, pero al intentar tomar la perilla, Katsuki la tomo de la cintura haciéndola girar y empujándola con su propio cuerpo dejandola con la espalda pegada a la pared.

— Bakugou... ¿Que...

Le tapó la boca con su mano.

La pequeña chica agrandó los ojos y parpadeó varias veces asustada.

Al mirarla su mente hizo click y pudo entender lo que seguramente la tonta estaba pensando. Ella no lo tenía en ese concepto ¿O si? quería creer que no era así, por muy malhablado y malhumorado que se mostrara, Bakugou Katzuki no era de los que se aprovechaban de una mujer estando a solas, pero ciertamente la tomó tan desprevenida que podía escuchar su corazón latir a mil por hora y su respiración se hacía pesada cada vez mas.

Estaba asustada. De él.

Quiso gritarle por estúpida hormonal, pero solo lograría que quien fuera el que estaba en los pasillos lo escuchara. no podía arriesgarse a que el vagabundo malinterpretara la jodida situacion. no quería otro reporte en su historial.

Se inclinó un poco más cerca a su oído.

—Hay alguien al otro lado, tonta.

Y fue ahí donde ella, al fin, prestó atención.

— Te lo digo enserio Kiri — Parecía la voz del cabeza de bolas. — La ví que caminaba por estos pasillos y se veía tan sexy, nunca la había visto vestida así.

— Aqui no hay nadie y... ¡Eeiiiuuu! deja de babear ¿quieres? Aquí no está Uraraka.

Esta vez fue la voz de pelos de mierda la que se escuchaba replicar al otro lado de la puerta.

Entonces Bakugou decidió prestar atención a su compañera y bajó la mirada ladeando la cabeza un poco para observarla mejor de arriba a abajo.

Traía puesto una especie de camisón naranja, de tirantes finos con un escote sutil pero pronunciado y el largo apenas cubría sus glúteos.

Esa tonta no dejaba mucho a la imaginación y él pensó que el color le sentaba bien a su piel, de alguna manera .

— Preguntemos a Bakugou, talvez vio algo — Esa era la voz chillona del enano.

— Olvidalo, te matará. Mejor vete a tu habitación. Ya es tarde y yo quiero dormir.

— Eres un aguafiestas Kirishima.

— Si, si, si, si, lo que sea. Buenas noches Bro.

Pasos alejándose resonaron fuera de la habitación.

Luego silencio.

A estas alturas el cuerpo de Katsuki cubria por todos lados a Ochako y ella seguramente ya sentía algo muy duro y caliente presionar fuerte contra su estómago. Avergonzada desvío la mirada a un lado y esperó pacientemente a que él la soltara.

Mierda. Piensa en otra cosa maldición.

Después de tres profundas respiraciones, Katsuki se alejó en dirección a la cama, dónde tomó una de sus camisetas y se la arrojó a la castaña en la cara.

— ¡Oye!

— Pontela idiota, y la próxima vez cuida el tipo de ropa que usas en los dormitorios.... — Deteniéndose un poco para tomar su mochila del suelo agregó — Alguien podría propasarse contigo.... Me voy.

— Pero es tu habitación.

— Y cuando vuelva más vale que ya no estés aquí cara de ángel.

"O no me hago responsable de lo que pueda pasar"

Pensó mientras salía en dirección a las duchas.
Necesitaba un baño de agua fria.

𝖇𝖑𝖆𝖈𝖐𝖑𝖎𝖌𝖍𝖙 𝖌𝖑𝖔𝖜 𝖓𝖎𝖌𝖍𝖙Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon