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- Estoy concentrada.

Intentó darle una patada con su pierna libre pero debido al peso de Bakugo sobre ella no lo consiguió.

- Pues no lo parece ¿Tanto te gusta que te arrastren por el suelo?

Eso la hizo hervir la sangre. Ignoró lo morboso que debía verse la posición en la que estaban y con un impulso le dio un fuerte cabezazo.

Miró estrellas, pero sirvió para que Bakugo la soltara.

Rápidamente se arrastró fuera de su alcance, ignorando que fue lo primero que le dijo el muy idiota, luego volvió a ponerse de pie.

Pestañeó intentando enfocar la vista y decidiendo cuál de los dos rubios frente a ella se veía más sólido para atacar, pero al instante lo vió acercarse con un derechazo dirigido a su mejilla.

Logró detener el golpe a tiempo tomándolo de la muñeca y girando sobre su espalda para hacerle una llave. En el proceso sintió cómo su frente estaba húmeda y casi aseguraba que eso era sangre, pero no podía ponerse a pensar en ello, tenía que patearle a Katsuki su trasero ridículamente arrogante.

Él dobló su brazo en un ángulo extraño y al parecer doloroso, incluso Ochaco escuchó como sus articulaciones crujieron, y al momento ya lo tenía frente a ella, tomándola con una mano del cuello.

— Eres patética.

En respuesta ella soltó el brazo que tenía sujeto y colocó ambas manos al rededor del cuello de Bakugo y apretó.

Ambos giraban en círculos, enredando los pies cada tanto para intentar derribarse uno al otro y si eso no funcionaba la asfixia en algún punto lo haría.

- ¿Porque eres... Tan... Tan... Imbécil? - Le espetó Uraraka.

El chico frunció las cejas y apretó su cuello más fuerte.

- ¿Quién... Carajo te crees... Para hablarme así?

-¿Y tu quien rayos... - Ochaco apretó los dientes. - piensas que soy? ¿Una de tus... putas?

- Quisieras. - la sonrisa de Bakugo era despiadada. - Mis putas... Tienen más clase que tú... Maldita.

Suficiente. Había tenido suficiente tratando con él.

— Si esperabas... algo de mi estás en un puto error... perra. Yo no hago... pende...jadas por nadie... Rggg.

Sintió una daga clavando en su corazón y sobre todo en su dignidad y no permitiría que Bakugo lo viera en sus ojos.

Colocó en su piel el dedo meñique que había estado levantando durante toda la pelea, activando su Quirk de inmediato y haciendo que Bakugo se elevará cómo un globo lejos de ella.

Por instinto la soltó, intentando manotear y hacer, inútilmente, que su cuerpo dejara de subir más alto.

— Jodida tramposa ¡Bajarme!

— Uraraka — La reprendio su profesor a lo lejos.— quedamos que sin Quirks. Harás 100 lagartijas y 80 abdominales ahora mismo.

Ella refunfuñó, alejándose de la arena y masajeando su cuello.

- Y libera a Bakugo.

Miró sobre su hombro y aprovechó que el rubio estaba en medio de una involuntaria voltereta para liberar su Quirk.

Cómo lo supuso, el tonto no alcanzó a prepararse para la caída y su trasero recibió todo el impacto contra el duro pavimento.

Uararka se posicionó en el suelo para hacer las lagartijas con una sonrisa de satisfacción, o eso fue lo que intentó demostrar porque por dentro sentía un nudo en la garganta.

𝖇𝖑𝖆𝖈𝖐𝖑𝖎𝖌𝖍𝖙 𝖌𝖑𝖔𝖜 𝖓𝖎𝖌𝖍𝖙Where stories live. Discover now