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Presionó el botón del ciclo de enjuague, observando cómo la ropa comenzó a dar giros entre el agua a través del cristal dentro de la máquina.

Maldita sea la lluvia, que dejaba un desastre de lodo y suciedad por todos lados. Y ahora estaba en el jodido cuarto de lavandería de nuevo, lavando su ropa enlodada todo porque a su estúpido profesor se le ocurrió que era buena idea entrenar al aire libre aún habiendo claros indicios de lluvia.

Que imbecil.

La puerta se abrió de golpe y le siguió un irritante sonido de pasos arrastrándose.

Fastidiado, Katsuki se giró para decirle a quien sea que viniera que dejara de ser un holgazán y levantará los putos pies al caminar. Ya estaba de mal humor y cualquier idiota que se le atravesará le serviría para desquitarse un poco. Si era la mierdecilla del uva pervertida o el tarado de Pikachu sería mucho mejor. Todavía no olvidaba cómo apoyaron la actividad de la clase de entrenamiento, imaginando sabrá que estupideces, bajo la insufrible lluvia.

Pero el universo no lo amaba tanto como él suponía, y en su lugar era la cara de ángel quien había llegado con el cabello húmedo pegado a sus sonrrosadas mejillas, colgando de sus manos una bolsa de plástico transparente con ropa dentro. La observó desde sus pies arrastrando unas sandalias un poco grandes, hasta sus pantalones cortos y un suéter rosa de aspecto viejo que para opinión de Katzuki era bastante feo.

Esa tonta no le servía para relajarse un poco, al contrario, lo hacía irritarse más, cada sonrisa boba, cada movimiento torpe, cada frase tan obvia que viniera de ella lo hacía querer salir lejos de su alcance. Aunque su fastidio no era cómo con Deku, a ese maldito bastardo le quería explotar la cara con solo mirarlo. Después del festival deportivo hasta la fecha esa pequeña parlanchina había demostrado no ser la niñita delicada y frágil arroja flores y arcoiris por todos lados que parecía ser. Así que la toleraba bastante bien pero...

Aún así...

- Oye cara redonda. Más vale que no te equivoques de secadora está vez porque te juro que te reviento esas mejillas de ardilla que tienes.

La mocosa puso los ojos en blanco y pasó de largo, colocandose frente a la fila de lavadoras del otro extremo de la habitación, lo más lejos posible de él.

Hija de...

¿Esa maldita se atrevió a ignorarlo?
¿Tan valiente se creía la muy idiota?
¿Dónde había quedado la mirada intimidada de la otra noche? ¿Acaso deseaba morir?

- Te estoy habl...

- ¡Si te escuché! - Resopló ella mirándolo mal. - Acá voy a estar ¿Contento?

Ninguna sonrrisa. Ningún titubeo.
Al parecer la siempre sonriente y angelical Uraraka también se podía poner de mal humor.

- Tsk... Vete a la mierda nalgas de algodón.

Uraraka abrió los ojos y la boca tanto cómo su cara se lo permitió y dejó caer la ropa que estaba apunto de meter dentro de la lavadora frente a ella.

- ¿Cómo me dijiste?

Había furia en su mirada.

Katsuki sonrió de lado.

-¿Que estás sorda?

Las mejillas de ardilla se inflaron en un puchero de molestia.

- ¿Quieres que hablemos de sorderas?

Él entrecerró los ojos y cruzó los brazos sobre el pecho. La observó cómo metía el resto de su ropa con nada de cuidado, ponía el jabón y el ciclo en la maquina para luego girarse en su dirección y acercarse con grandes pasos decididos hacia el.

𝖇𝖑𝖆𝖈𝖐𝖑𝖎𝖌𝖍𝖙 𝖌𝖑𝖔𝖜 𝖓𝖎𝖌𝖍𝖙Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα