Capítulo 29

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—Hoy, Ruby—gruñó el hombre, sus dedos se cerraron en un puño alrededor de la parte delantera de la camisa de ella—Sucede hoy. ¿Me escuchas?

Jennie asintió frenéticamente, sutilmente tratando de zafarse del agarre de su tío. Cuando la soltó, ella se tambaleó unos pasos hacia atrás y se estiró para alizarse su camisa.

—Lo haré—asintió con la cabeza rápidamente, aclarándose la garganta y mirando tímidamente al hombre frente a ella.

—Sé que lo harás—dijo, su voz baja en la parte posterior de la garganta—Fuera.

—Sí señor—susurró Jennie. La pequeña chica arregló su mochila en sus hombros antes de prácticamente salir corriendo de su casa. Hoy. Hoy era el día.

Bueno, prácticamente cualquier interacción con Lisa ya la ponía nerviosa. Pero ahora... esto era diferente.

Lo recordaba claramente. Su tío había llegado a casa la noche anterior, arrastrando las palabras y agitando la botella vacía alrededor de ella.

—No estoy trabajando con ese hijo de puta de Manoban—había gritado, haciendo que Jennie entrara en pánico. ¿Qué había querido decir?

Y entonces ella vio que algo cambió en él. Como si él pareciera más tranquilo. Fue entonces cuando se volvió a Jennie, presentándole su plan perfecto.

—Vas a hacer que nos odien—se había reído con amargura—Vas a hacer que esa hija suya nos desprecie.

Jennie había estado confundida al principio y algo asustada. Su miedo solo creció cuando él exigió que hiciera algo... CUALQUIER COSA, para que Lisa la odiara. Suficiente para ir a casa y decirle a su padre.

Y entonces él podría presumir de su perfecta pequeña Ruby. Suficiente para que Marco Manoban no pudiera soportarlo más. Y entonces, su tío tendría el trabajo para él solo.
                   
Jennie pensó que era ridículo usar a su propia sobrina como un arma. Pero, por supuesto, que había aprendido a no subestimarlo.
                   
Así que ahora, pocas horas después de salir de la escuela, Jennie se puso nerviosa en el frente de la cafetería. Ella lo había planeado lo mejor que pudo. Todo lo que ella iba a hacer era tomar el teléfono de Lisa y revisarlo por algunos momentos. Eso no haría mucho daño, ¿verdad?
                   
Pero ella tenía que hacer esto creíble. Ella no podía equivocarse. Si no lo hacía bien, Jennie sabía que las cosas no terminarían bien para ella.
                   
Pero demonios, mírala. Ella era Lalisa Manoban. Y ella era hermosa. Y Jennie no se negaría a sí misma ese hecho, aunque se suponía que debía estar enamorada de Kai. Lo cual ella no estaba.

Después de debatir qué hacer por demasiado tiempo, Jennie tomó una respiración profunda y rápidamente hizo su camino a través de la cafetería. Cálmate, Kim. Ella había estado en clases de teatro. Podía interpretar un personaje.

—No estoy interesada en tipos como él.

Jennie se detuvo cuando escuchó que esas palabras escapaban de la boca de Lisa. Ninguna de las chicas en la mesa había notado su presencia todavía.

—O tal vez no te gustan los chicos en absoluto—Jennie espetó.

Había oído los rumores. Demonios, todo el mundo lo había hecho. No estaba segura de sí eran ciertas, pero ella estaba interpretando un personaje. Tenía que hacer que Lisa la odiara. No podía arriesgarse.
                   
Los ojos de Jennie aterrizaron en el teléfono de Lisa y ella rápidamente lo agarró, justo cuando la chica levantó la vista. Sus ojos se encontraron brevemente, y Jennie sintió que su estómago se hundió en su pecho. No podía mirar a Lisa, por lo que rápidamente desvió los ojos hacia el teléfono desbloqueado de la chica.

Blue (Jenlisa)Where stories live. Discover now