10| Ohana

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Charly flow

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Charly flow

Desperté por el rallo de sol que entraba por la ventana de la habitación, anoche me había olvidado de cerrarla, y este era el resultado de mi descuido.

Mire a mi lado y me encontré con el hermoso rostros de Yeimy, estaba sereno y parecía un ángel recién caído del cielo. Sus mejillas estaban con un color rosado que la hacía ver más tierna y sus labios entreabiertos, me volvían loco, en ese momento sentí unas ganas grandísimas de besarla, pero no la quería despertar.

Anoche habíamos batallado mucho para que el príncipe que tengo como hijo se durmiera, y cuando al fin lo logramos ya eran más de las dos de la mañana.

Bien dicen que los hijos de parecen a los padres...

Bueno Mateo, al parecer había sacado mi lado nocturno...

Sentí como un pequeño cuerpecito se removió en medio de Yeimy y yo, acomodando se en sima mío. Una sonrisa se formó en mis labios cuando mire a Mateo abrazarme con sus pequeños brazos. Lo envolví en un abrazo cálido y amoroso.

Mateo se empezó a mover suavemente y escuché un pequeño quejido de su parte, abrí los ojos grandes y sentí miedo de que el se pusiera a llorar, no quería que por mi culpa el despertara a Yeimy. Y lo primero que se me ocurrió fue tranquilizarlo con pequeñas palmaditas en su espalda.

Cuando Vanessa era una bebé, Gemma siempre hacia eso para que ella no se pusiera a llorar, y por alguna razón funcionaba.

Los movimientos de Mateo se habían calmado, y el siguió durmiendo pacientemente en mi pecho... Trate de volverme a dormir pero no pude, estire mi brazo para agarrar mi teléfono.

Mire la hora y recién eran las 10:24am, hoy no teníamos que ir a la empresa ya que era sábado, por eso nos habíamos quedado hasta tan tarde viendo películas y disfrutando anoche.

Seguí mirando algunas notificaciones que me habían llegado, pero no eran nada importante. En un instante observé cómo Mateo abría lentamente sus ojitos, mostrándome ese color celeste cielo.

No cabe duda, que Mateo es mi hijo...

Le sonreí dulcemente y el, apesar del sueño que todavía tenía, hizo lo mismo que yo. Acerque mi rostro al suyo y dejé un beso en su mejilla... Mateo se levantó de mi pecho y se sentó en la cama, mirando a su madre.

-Mamá... Mamá lele-tocó el rostro de Yeimy suavemente con su manita y vi como mi hijo hacia un puchero, al ver qué su madre no se levantaba. Me miró y volvió hacer otro puchero

-Ven conmigo campeón. Dejemos que mamá descanse, y yo te preparo tu leche quieres-

Me levanté de la cama con cuidado de no hacer tanto ruido para que Yeimy no se despertara. Cargue a Mateo y los dos juntos fuimos hacia la sala.

Que arda el fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora