Prólogo: ¿Amor de madre?

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Nota de Autor: ¡Buenas! Se me ocurrió ésto a las 3 de la mañana, ojalá les guste. Quacks cubito tiene 17 años y Titi 5, el país es Karmaland, no piensen demasiado en la geografía normal, no importa xD.

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Quackity contemplaba el techo de su habitación como si fuera lo más interesante del mundo cuando algo realmente interesante entró a su cuarto dando gritos.

-¡Kuapi!- Titánicus, el niño de cinco años que su mamá tuvo después de dejar a papá, entró con los brazos abiertos buscándolo.

Sería más normal si Titánicus, o Titi para acortar, viviera con él, pero desde la separación de sus padres él vivía con Willy y soportaba lo que su madre no pudo cada día, mientras Staxx había formado, desarmado y luego vuelto a armar una familia nueva. Su medio hermano había nacido sin aviso previo por parte de su madre, decidiendo que sería mejor llegar con él en brazos a presentárselo un par de meses después de su nacimiento.

La pelea aquel día fue monumental, su madre y él nunca volvieron a tener la misma relación que antes pero, Quackity razonó, el escuincle no tenía la culpa de los encontronazos entre los dos, por lo que de vez en cuando se ofrecía a cuidarlo y pasar tardes con él para que no creciera pensando que era su nacimiento la razón de las tensiones familiares, Cristo Rey sabe bien que sólo un niño con ese trauma es suficiente.

-¿Y tu qué haces aquí chamaco?- le preguntó Quackity una vez el menor se enganchó a su pierna. Le estaba creciendo el cabello sobre los ojos otra vez, pronto necesitaría un corte.

-Necesito que lo cuides mijo- respondió desde la puerta Staxx. Titi había logrado heredar los mismos ojos verdes que su madre, mientras Quackity había conseguido cagarla incluso antes de nacer con un gen recesivo por parte de su padre que si el tío Vegetta es de fiar, había conseguido crear la primera pelea entre sus progenitores.

-Buenos días hijo, ¿Cómo te ha ido? ¿Qué día tan soleado hace hoy verdad?- respondió sarcástico el pelinegro.

-Está lloviendo de hecho-.

Viendo que no conseguiría ninguna cortesía por parte de Staxx hoy decidió ir al grano.

-Ya, ¿A qué hora lo recoges?-.

-Necesito que te lo quedes este mes-.

-¿Cómo?-.

-Si mijo, voy a viajar a Las Nevadas con mi esposo para celebrar nuestro aniversario-.

La rabia se sentía caliente a través del cuerpo de Quackity, viajando desde los pies hasta los oídos, donde un zumbido lo ensordecía. Él siempre hacía ésto, su madre tenía ésta clase de escapadas y planes de último momento y esperaba que Quackity estuviera de acuerdo con el rol que le tocaba jugar. Quería gritarle, golpearlo, llorarle, pero en su experiencia sólo volvía más distante y burlón a Staxx, y el único que terminaba exhausto y triste era él.

Tomó un respiro hondo.

-Yo te dije que voy a visitar al tío Rubius y al tío Vegetta éste verano- Vegetta y Rubius vivían en la otra punta del país, era una zona relativamente fresca la mayor parte del año y Quackity estaba esperando poder escapar del calor infernal veraniego.

-Entonces llévatelo- respondió simplemente Staxx.

-¿Y qué? ¿Me lo cuido dos meses entonces? ¿O vas a aparecerte en una casa en la que no te pueden ver ni en pintura para ir por el niño?- comenzó a acariciarle el cabello a Titi cuando comenzó a notar la tensión en el aire, a pesar de los esfuerzos por dejarlo ser un chamaco webon, era un niño bastante intuitivo para su edad. Su madre se la veía en ese mismo dilema de querer alzar la voz y preocuparse por Titi.

-Puede quedarse el tiempo que tú te quedes, de todas maneras ellos dos querrán conocer a su sobrino-.

-Pero no es su sobrino mamá- respondía el pelinegro entre dientes, después de todo sus tíos hacían parte de la línea paterna.

-¡Claro que sí! Mira, no tengo tiempo, toma- dijo entrando a la habitación dos maletas -ésto es suficiente, seguro sabes usar una lavadora si no lo es- y con eso se fue.

Quackity no se movió de su sitio hasta que sintió la puerta delantera cerrarse, cuando vio que Titi y él estaban solos llevó a su hermano a la sala donde le puso PeppaPig para distraerlo un rato, luego subió a su habitación nuevamente y contra la almohada por fin dejó escapar su frustración.

-¡PINCHE VIEJA ABUSIVA! ¡AHHHHH!- afortunadamente años de práctica le habían permitido no hacer mucho ruido pero aún sacar todo lo que llevaba dentro. Cuando se tranquilizó decidió bajar.

A su padre la noticia le caería mal incluso sobrio, sería mejor tener cuidado y esperar su llegada con los ojos bien abiertos.

Antes de llegar al sofá se decidió cruzar por la cocina para hacerse un café.

Titánica Labor (Titi y Quacks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora