Capítulo 11: Sangre de mi sangre

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Nota de autor: Mucha exposición hoy, la trama se va hilando. Disfruten <3
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Quackity había recibido algunos mensajes de su madre la mañana del cumpleaños de Titi, pidiéndole conectarse con él en la noche para saludar a su hermano, ninguna llamada había llegado al final del día. La mañana siguiente se quedó viendo el mensaje por mucho tiempo, pensando en la realidad de que su madre ya debería estar de nuevo en su ciudad natal y de verdad planeaba dejarle a Titi hasta que Quackity tuviera que volver. Se le pasó por la mente escaparse con el niño para ver cuánto tardaba Staxx en darse cuenta, ver que tanto le importaba su hermanito. Se rio de ese absurdo pensamiento, por lo menos su madre recordaba el cumpleaños de su segundo hijo, Quackity estaba noventa por ciento seguro que notaría su desaparición si no podía contactarlo el siguiente año. Le escribió [Titi la pasó bien] adjuntado a una foto del niño de ayer y bajó a desayunar, ya todos estaban en la cocina.

-Buenas familia- el tío Rubius se le había adelantado con Titi esta mañana, ya lo tenía vestido y sentado frente a la comida.

-Chiqui, ¿quieres huevos revueltos o fritos?- le preguntó Vegetta, señalándolo con una espátula.

-Uh, frito- aún se le hacía extraño que le preguntaran que quería, pero ya no se le borraban los pensamientos tan fácilmente. Su estrategia era elegir la primera opción, y la siguiente vez que le dieran a elegir, la segunda opción, así casi parecía que tuviera opiniones al respecto. Se sentó al lado de Rubius en un silencio cómodo. Ver a Titi comer siempre era una experiencia extraña y entretenida, el niño comía con propiedad incluso los bocados que podían comerse con las manos.

-¿Está bien si me lo robo hoy?- preguntó Rubius después de un rato, limpiándole la boca a Titi -quiero llevarlo a un parque dónde hay una comunidad de gatos salvajes- Quackity se encogió de hombros, no era la primera vez que lo dejaban a lo suyo mientras jugaban con Titi, el pelinegro pensaba que quizá les estaba entrando fiebre de bebés. A Titi no le vendría mal un primo de su generación.

-Entonces ¿me puedes ayudar con el jardín hoy, Quackity?- dijo Vegetta mientras le entregaba su huevo frito y le agregaba algo más de la comida que tenían en el centro de la mesa. Asintió antes de pensarlo. Huh. Eso era raro. Activó algunas alarmas en la mente de Quackity. Rubius y Titi por un lado y Vegetta y él por otro, no tenía nada en contra de su tío político, todo lo contrario, pero habían sido pocas las veces éste último mes en las que se quedaba a solas con él, mayormente significaba que alguna charla extraña estaba por ocurrir, cómo la vez de la comida de Luzu, o el cuestionario para solicitar un psicólogo.

Cuando terminaron de comer, Rubius y Titi salieron en estampida al garaje, haciendo carrerita, Vegetta tras de ellos recordándoles llevar abrigos. Antes que Quackity se diera cuenta, se había quedado sólo en la cocina, un vaso con jugo de naranja en la mano. Contempló por un momento su reflejo anaranjado en la superficie del líquido, sintiendo algo, un instinto que le decía que su día iba a ser una mierda, que había usado toda su suerte el día anterior.

-De verdad, me van a dar un infarto- Vegetta volvió con una mancha de grasa en la cara, que procedió a limpiar vigorosamente con jabón de cocina, Quackity estuvo de acuerdo con el sentimiento -cuando termines acompáñame fuera-.

-Ya estoy listo- casi no había tocado su plato, pero no creía poder comer sin devolverlo, no hasta que supiera que quería Vegetta de él. Su tío apretó la boca, y algo dentro de Quackity se hizo bola en su garganta, pero finalmente lo dirigió afuera sin decir nada.

El sol estaba especialmente picante hoy, se sentía sudar bajo el hoddie aunque el fuerte viento debería mantenerlo fresco, Vegetta le pasó gorro y guantes de jardinería y le indicó algunos hierbajos entre los cultivos. Trabajaron en silencio media mañana, el sudor bajándole lentamente de la ceja a la barbilla, del cuello hasta el final de la espalda. El movimiento repetitivo y la posición que demandaba el trabajo borraron muchos de sus pensamientos ansiosos, casi se encontró en un estado meditativo admirando la tierra cuando su tío lo llamó a la sombra y le pasó agua fresca. Ya tenían gran parte del trabajo hecho y le sonreía con satisfacción.

Titánica Labor (Titi y Quacks)Where stories live. Discover now