5. Navidad

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Lucía

Como lo dije desde un comienzo, mi padre no llegó. Me encuentro con mis hermanos en una enorme mesa con comida que sería perfecta para mis padres.

Su carita de Chris, todo decepcionado, me pone mal, estuvo emocionado toda la mañana, se vistió con una camisa azul y un pantalón negro «Se oye muy sencillo, pero créanme, cuesta mucho, y sin hablar de los accesorios que lleva encima, una cadena de oro y dos anillos con sus iniciales». A su lado estaba nuestra hermana Camila, que trataba de animarlo, así como lo hacía conmigo.

Es pequeña, aun así se da cuenta de muchas cosas. Es muy observadora y le encanta escuchar a los demás, sobre todo, tratar de ayudarlos.

Es la quinta navidad que pasamos solo nosotros, las otras tres anteriores, yo la pasaba sola, ya que mis padres se los llevaban fechas antes.

No a propósito, eran bien pequeños y lloraban por mamá.

—Chicos — hablé llamando su atención de ambos — Debemos estar felices, estamos los tres juntos. Sé que tenían una expectativa diferente, pero no podemos dejarlo todo atrás. Yo estoy feliz porque los tengo a ustedes conmigo, desde que ustedes pasan la noche buena conmigo, mis navidades han sido felices.

Muy cursi, muy cursi.

Pero valió la pena, su cara de Chris había cambiado, ya tenía una sonrisita inocente. Mientras que Camila me alzaba sus dos dedos pulgares.

— ¿Vendrán tus amigos? — preguntó Cami.

Y justo suena el timbre, luego de unos segundos se escucharon pasos de dos personas acercarse, y así logré ver a Esteban y a Fabio, bien vestidos con un terno muy elegante. En el bolsillo de Fabio había una cadena colgando.

Oh no, qué rudo.

— ¿Piensan ir a una boda? — preguntó sarcástica.

—No, nuestro destino era venir a tu casa — responde Esteban balanceándose sobre sus talones.

—Era sarcasmo amigo —susurra Fabio.

Me daba risa verlos, Fabio es un chico que ama la oscuridad y el color negro. Su cabello largo y blanco quedaba perfecto con su rostro pálido y su mirada totalmente seria, no emite ni una sonrisa real. En él solo existe la frialdad. Y a su lado, unos centímetros más abajo, está Esteban, muy sonriente como siempre, su cabello blanco de una mitad y negro de la otra. El más pequeño tiene unas energías que se le acaban después de dos días.

De igual forma, ambos son mis únicos amigos en los cual confío. Siempre llegué a pensar que nunca más volvería a confiar en un hombre, pero lo hago con cuatro personas: Chris, Esteban, Fabio y Max.

Max... Luego hablaré de Max.

— Es hora de cenar chicos — dije con una sonrisa en mi rostro.

Muy pocas veces lo hago, solo cuando estamos solos.

(...)

Vanessa

Al final mis padres decidieron quedarse a pasar la navidad en casa. Tuvimos una muy buena cena, hablamos de casi todo. Mis hermanos se ven muy emocionados abriendo sus regalos, todos se ven muy felices, momento perfecto para decirles que soy bisexual.

No.

¿Cómo que no?

Sé que no tendría que "salir del clóset", solo que no quiero seguir en silencio, prefiero decirles.

—Papá — dije sentándome a su lado —Mamá — la llamé para que se sentara hacia el lado vacío, y así quedé en el medio— Saben mucho de mí, me conocen muy bien.

DestinadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora