25. Un poco nerviosa

7K 452 77
                                    


Lucía 

Las siguientes sesiones con la psicóloga, también estuve acompañada de Nessa. Ella me había dicho que me acompañaría en este proceso. 

Siento un cosquilleo cada vez que me repite: "Siempre estaré para ti".

Desde el primer día que le conté mi situación, ella ha estado dispuesta a querer ayudarme. Se siente tan bien sentir su cercanía y su preocupación.

Ahora nos encontramos en su auto, regresando de mi cita con la psicóloga. Vamos a estar un rato en mi casa.

— Izzie debe seguir con los mellizos — recuerdo haciendo cálculos del tiempo.

— Se lleva bien con ellos ¿Cierto? 

— Sí, por un momento creí que terminaría renunciando al segundo día — alcé ambas cejas.

— ¿Son muy malos? — meneó su cabeza sin quitar la vista en la carretera.

— Los mellizos pueden llegar a ser un poco estresantes, pueden lastimarte con sus acciones o bromas. Recuerdo... En octubre del año pasado, se sobrepasaron con sus bromas y llegué a explotar.

(19 de octubre del 2017)

Me tardé tres días haciendo un trabajo con Esteban. Fue una tarea de investigación, por lo tanto, tuvimos que buscar en páginas, libros, revistas y noticias.

 Mi mente me da vueltas, no he pensado en otra cosa, más que en la maldita tarea.

Esteban está saltando mientras eleva sus brazos, celebrando porque por fin acabamos. Ahora estamos en camino a mi casa, para poner todas nuestras hojas imprimidas en uno de los folders.

Max abre la reja haciendo un gesto de saludo y yo le respondí con una sonrisa ladeada, mi amigo sí saludó muy feliz a todos.

Mientras subíamos las escaleras, yo no quitaba la mirada de las hojas, revisando que no hubiera ningún error.

Cuando estaba por dar un paso hacia dentro de mi habitación, aparecieron los mellizos con una pistola de agua y empezaron a disparar agua con colorante. Entré en pánico y tiré las hojas hacia una esquina, pero al ser tan livianas, se dirigieron hacia diferentes lados. 

Al escuchar la risa burlona de mis hermanos y sentir mi ropa mojada, un fuego intenso de enojo empezó a crecer en mi interior. Esteban, que también se encontraba todo mojado, me miró con cierto miedo y negó con su cabeza, sabiendo lo que iba a pasar ahora.

Volteé a mirar las hojas regadas, habían algunas que tenían gotas de agua, cosa que me enojó aún más.

Esteban corrió a recoger toda nuestra tarea arruinada.

— Se enojó — murmuró Chris.

— ¡Pero qué les pasa! ¿No pueden estar un momento tranquilos? ¡Acaban de arruinar mi tarea, y ustedes saben que llevamos días tratando de terminarlo! ¡Si siguen molestando todo el maldito día, los regresaré a Francia! — ambos se quedaron en silencio, estando cabizbajos, haciendo que me calle — Vayan a sus habitaciones — ordené.

Dejaron sus pistolas en el suelo y salieron de mi habitación aun con sus miradas bajas.

Entré renegando a mi cuarto, Esteban pasó con las hojas en la mano, y cerró la puerta.

— Ya no te enojes con ellos, solo hay 3 copias mojadas, yo me encargo de hacerlo de nuevo.

— ¿Cómo no me voy a enojar? Has visto lo que han hecho. En serio me hacen perder la paciencia. No respetan y lo único que hacen es molestar ¡Todo el día! Estoy cansada, no puedo.

DestinadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora