68. La carpa del amor

4.3K 271 114
                                    


Lara

Eleva su mirada hacia mí, recostándose sobre su silla sin quitar su gesto de sorpresa y alegría contenida. Cierro la puerta de su consultorio detrás de mí, saludándola con una sonrisa.

—¿Sabías que no es necesario que sigas usando identificaciones falsas?

—Quita lo divertido, Vivian.

Deja salir una risa, moviendo su cabeza, dándome la razón. Guarda todas sus carpetas en los cajones, me senté sobre la camilla, entretenida, viendo como ella terminaba de acomodar sus pertenencias en su cartera. Solicité dos citas de tres horas, y al ver que soy yo, sabe que se irá temprano a casa.

—No es gracioso. Les avisé a mis hijos que llegaría tarde a casa.

—Ve el lado bueno, llegarás de sorpresa con comida —me encogí de hombros, y su mirada sigue fastidiada, gira para darme la espalda —Si quieres puedo hacerte perder el tiempo, y hacer que llegues a tu casa a la hora acordada.

—Quedémonos aquí.

—¿Entonces por qué guardaste todo?

—¿No querrás que te revise, no? —rodea su mesa, quitándose su bata blanca, aguantando su risa —No necesito tener mis implementos de trabajo.

—Quisieras... poner tus manos sobre mí —enfaticé, cruzándome de piernas.

El ridículo ruido del seguro de la puerta, me sobresaltó. Vivian desde la puerta se burlaba de mí, y arquea una ceja avanzando unos pasos hacia mí.

—Las he puesto, y muchas veces, Lara —su susurro tan sexy me estremeció, obligándome a apretar mi entrepierna. Sus delgadas manos se posaron en mis rodillas, deslizándose hasta mis muslos, por más que me gustara su contacto, tuve que detenerla.

—Venía a conversar.

—Está bien —se cruza de brazos, arrugando su frente —¿De qué quieres hablar? ¿De nuestras hijas?

—Quería saber cómo se encontraba Nessa.

Aprieta sus labios, mostrando su incomodidad.

—Ella está mejor. La foto... pues no lo tomó tan bien, pero sabe sobrellevarlo.

—No me gusta verlas en esta situación.

—No hay nada que podamos hacer al respecto, Lara. Apoyarlas a cada una por separado.

—Lo sé, por mi parte, lo hago... solo que no podía dejar en pensar en ellas. Creí que su relación sí funcionaría de la manera correcta. No como nosotras.

Inclina su cabeza, tratando de descifrarme.

—Lara...

—Al final, quién diría que nuestras hijas terminarían igual a nosotras.

Sus ojos fijos sobre los míos, noté con claridad la tristeza que se formó en ellos, y los recuerdos de nuestro pasado pasando a velocidad en su delante, estoy segura, por la expresión facial de nostalgia.

—¿Por qué das por finalizado lo nuestro? —masculla sin esquivar su mirada —Lara, yo quiero intentarlo, te lo dejé en claro en nuestro último encuentro. Lo pensarías, ¿te acuerdas? Acabaste desapareciendo.

—No podía seguir cerca a ti, mientras lo pensaba.

De pronto una chispa de emoción apareció en ella.

—Si estás aquí es porque has tomado una decisión. ¿Cuál es? Prometo respetar y cumplir con tus puntos o condiciones.

—Vivian, lo que sucede es...

DestinadasWhere stories live. Discover now