Alex es la nueva, y Eddie un buen chico pero con malos amigos, probablemenfe demasiado joven como para asimilar el daño que puede hacerle a una chica que está bastante rota.
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Eddie:
Era nuestro primer jueves después de salir de vacaciones, y había quedado de juntarme con Tom y Ronald, mis mejores amigos desde que tengo memoria. Estábamos bebiendo whisky y coca-cola en casa de Tom, donde se llevaban a cabo todas las reuniones de amigos, y de ex compañeros de escuela.
— ¿Y cómo van las cosas con Alex?—soltó Tom, mientras revisaba su celular.
— Bien, todo va excelente—sonreí. Un poco incómodo, sabía la opinión de mis amigos.
—¿Cuánto llevan?—preguntó Ronald, un tanto burlesco.
—Dos años—respondí firme y seguro.
—Wow, no puedo creer que aún estés en una relación estable con esa chica.
— ¿Y ya follan?—Preguntó Tom cargado de risa—Alex se ve de esas chicas que no dejan que le toquen ni el trasero—los dos chicos rieron.
—Oh—Eddie no quería dar detalles de su intimidad con Alex, para él ella era lo más sagrado del mundo, pero tampoco quería quedar como un perdedor frente a sus amigos—Claro que sí, ¿Por qué no? Somos una pareja estable.
—Pensé que sólo llegarías hasta ahí, creí que esa era la apuesta. La verdad me siento orgulloso que hayas decidido seguir junto a Alex, ¿Ella no lo sabe?
Flashback:
Alex era la nueva, cuando la vi llegar por primera vez, pensé de inmediato en lo hermosa que era, pero no compartía demasiado con las personas. Claro, sólo la encontraba guapa, porque yo estaba como loco por Zoe Dennison.
Me encargué de enseñarle la escuela y con el paso del tiempo, me hice su amigo, pero no lo hice a propósito, en verdad me caía bien y me parecía una buena chica, incluso mamá la adoraba.
Estábamos en una fiesta en casa de Tom, él siempre organizaba las fiestas más descontroladas de la secundaria, y yo también debía ser parte de aquello. Desde pequeños, siempre fuimos los tres mejores amigos, y todos querían ser parte de nuestro grupo. Todas las chicas morían por nosotros, y aquello, lejos de hacerme sentir bien, me hacía sentir hostigado e incómodo, yo jamás me sentí como un chico guapo o inalcanzable.
Cuando uno tiene entre diecisiete y dieciocho, tiende un a ser hijo de perra, y no pensamos en el corazón de las demás personas. A Alex la habíamos invitado, pero aquello era sólo por un poco de diversión, en lo personal siempre me cayó bien, pero a mis amigas no, y los chicos sólo la encontraban linda.
Zoe, Sabrina y Emily eran las chicas del grupo, populares como nosotros e inalcanzables para los chicos de la secundaria; Zoe siempre fue esa amiga con la cual sabía que sólo podía coger, porque ella no me amaba, pero yo sí. Y claro, como siempre estuvo acostumbrada a tenerme cuando lo necesitara, me buscaba y después me dejaba. Era un títere más, y ella lo sabía.
