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Alex:

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Alex:

Papá aún no llegaba, sabía que cuando se atrasaba más de la cuenta, llegaba al otro día en la mañana. Él siempre tenía la confianza de dejarme sola en casa, pues de todas formas, nada pasaba en el lugar donde vivíamos.

Con Eddie, las cosas funcionaban de buena forma, parecía ser como esos típicos chicos rudos y malos de las historias, con sus playeras de bandas de metal, su cabello largo y desordenado, sus anillos, todo eso era un pack de rudeza, pero la verdad era muy diferente a eso que aparentaba, Eddie era dulce y respetuoso, entonces me sentía muy protegida cuando estaba a su lado. Descansábamos en el sofá, la noche estaba tibia y la luna se vería realmente hermosa. Yo estaba distraída viendo un programa en la televisión, no era la cosa más divertida, pero lograba mantener mi atención. Eddie intentaba distraerme, siempre lo hacía cuando quería ir más allá. Sentí sus manos que comenzaron a subir por mis piernas, sabía a lo que quería llegar, siempre que íbamos a hacerlo me ponía nerviosa, como si fuera la primera vez, y no en el mal sentido,  sino porque siempre había sido insegura, sobre todo con mi cuerpo, pero él de una u otra forma se las arreglaba para despojar todos esos sentimientos de inseguridad.

— ¿Qué haces Eddie?—lo miré divertida.

—Bueno, pues..creí que podríamos hacer cosas de novios—habló en mi oído, muy bajo, como si aquello fuera un secreto para los dos.

Lo miré divertida, intentando hacerme la difícil con él, cuando en el fondo, sabía que terminaríamos haciendo el amor en mi pieza.

— ¿Cosas de novios? ¿Qué es eso?—lo miré divertida.

—Tú sabes...podríamos ir a darnos besos a tu cama—Eddie tocó la punta de mi nariz—Quizás sin ropa—los dos reímos.

—Voy a pensarlo—le sonreí, pero él tomó mi rostro de forma delicada y me besó.

Sus manos subieron a mi vientre, hasta que sus dedos comenzaron a juguetear con la piel de mis pechos. Sonreía cuando se trataba de tocar mi piel, había silencio, sólo se escuchaban nuestros besos, el sonido del contacto de nuestros labios.

{...}

Eddie descansaba en mi cama, estaba sin polera y tenía su cabello desordenado, siempre me sonreía después del sexo, o me decía cosas chistosas,  simplemente permanecíamos en silencio y nos mirábamos fijamente,  aquello me parecía adorable. Toqué su barbilla y le sonreí, ambos descansábamos en mis sábanas rosadas, con flores.

— Extrañaba estar así contigo—Eddie me sonrió.

—Eddie, .hace dos días tuvimos lo hicimos—hablé chistosa, y él rió.

—Lo siento, me emociono muy rápido contigo—Se acomodó en la cama y me abrazó. Sus brazos no eran tan grandes como los del Capitán América, pero eran perfectos para mí.

A veces no me entraba en la cabeza, cómo podía amar tanto a una persona, pero a veces las respuestas son más simples de lo que uno cree. Desde mi baja autoestima, siempre me pregunté ¿Por qué Eddie se había acercado en mí?, ¿Qué cosa me hace especial?, pero jamás me atreví a hacerle ese tipo de preguntas que tanto le molestaban, él odiaba mi falta de amor propio. Y quizás aún sigue en mi mente, cómo un chico tan lindo como él, se llegó a fijar en alguien como yo, tan rota, tan inestable.

The unforgiven (Eddie Munson) Historia corta TERMINADA ✔️Where stories live. Discover now