Alex es la nueva, y Eddie un buen chico pero con malos amigos, probablemenfe demasiado joven como para asimilar el daño que puede hacerle a una chica que está bastante rota.
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Narra Alex:
Las cosas con Eddie siempre iban de maravilla, y eso a veces no sé si es bueno o si es lo peor.
Papá había estado conmigo todo el día, y por ese motivo, decidió trabajar de noche, tenía que cuidar unos animales que tenía a cargo en su trabajo.
— Cariño, ¿Me prometes que estarás bien?
— Sí papá, estará todo en orden— le sonreí.
— ¿Eddie vendrá a verte?— me arqueó una ceja.
— Sí, eso creo. Pero tranquilo, que tú sabes que Eddie es un buen chico— volví a sonreír.
— Claro que confío en ti y Eddie ya es parte de acá, es sólo que me dan celos de padre. Eres mi princesita— besó mi frente— Pero con el tiempo me acostumbraré.
— Ya van dos años— solté divertida— Te amo papi, tranquilo. Eddie estará conmigo, de seguro veremos una película y pediremos algo de comer— le sonreí.
— Está bien, te amo. Voy a llamarte más tarde— papá salió de la casa. Yo me senté en el sofá y tomé un periódico que descansaba en un mueble.
La verdad, nunca tomaba el periódico, y sólo lo hacía porque había una foto de Harry Styles, en una página, quizás sólo eso llamó mi atención, porque al rato lo volví a dejar sobre el mueble.
Sabía que en cosa de minutos llegaría Eddie, porque le había avisado que papá no estaba en casa. Él era el primero en llegar.
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Estaba sentada en el sofá, y el timbre de la casa me tomó por sorpresa, generando que pegue un leve salto, acelerando mi corazón. Caminé hasta la puerta y abrí, para encontrarme con la mejor de las visitas. Eddie Munson, con su look siempre infernal.
— Pero qué linda te ves—me tomó por la cintura y me besó.
— Tú también luces bonito. Me gusta como te queda el rojo—Acaricié su rostro—Te amo.
Su mano derecha estaba escondida detrás de su espalda, y no sabía el motivo de aquello. Él me sonreía y me sentía tan feliz por tenerlo en mi vida.
— Estaba pasando por una florería y me acordé de ti— me sonrió— Sé que es cursi, y tú no tienes nada de cursi, pero te amo y a veces es bueno ser un poco romántico, no se meda muy bien esto— se acercó a mí con un ramillete de rosas rojas— Pensarás que soy un cliché, pero da igual, eres mi novia.
Yo le sonreí y me acerqué para besar sus labios.
— Están hermosas, eres el mejor— le sonreí y acaricié sus mejillas
— Linda— me las entregó y yo las dejé sobre una mesita de vidrio. Él tomó mis manos y las acarició con cuidado. Caminamos por mi casa hasta el patio y nos sentamos en las terrazas de madera que lo decoraban.