Alex es la nueva, y Eddie un buen chico pero con malos amigos, probablemenfe demasiado joven como para asimilar el daño que puede hacerle a una chica que está bastante rota.
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Flashback:
Las cosas nunca fueron fáciles para nosotros, sobre todo por mis amigos. Yo era amigo de Alex, claro, por obligación de mis amigos en un principio, aunque se me hacía muy simpática, teníamos poco en común, ni la música era un punto de reunión entre ambos. Ella era hostil todo el tiempo, se sentaba adelante y sola, no hablaba con nadie, salvo una chica y el profesor. Yo me sentaba atrás, con el resto de mis amigos, Zoe acariciaba mis piernas por debajo de la mesa y Ronald observaba aquello, a todos les parecía gracioso que Zoe intentara coquetear conmigo para después dejarme como un idiota tras ella.
Yo era el real idiota.
— Te veo lento con lo Alex, ¿Qué esperas Eddie?—Zoe sonrió junto a Sabrina y Emily, sus amigas.
— Déjenme, hago lo que puedo, en serio...no es grato para mí fingir cosas que no siento. Cuando toda esta pesadilla termine, todos van a tener que dedicarme una fiesta—Eddie lanzó y todos rieron bajo, no querían ser descubiertos por el maestro.
— Mira, como grupo te compramos esto, así te apuras un poco con el plan—Zoe sonrió y de su mochila sacó una cajita, con una linda cadena de plata y un pequeño cuarzo rosa, tallado en forma de corazón.
— ¿Para qué es eso?—Pregunté, porque no sabía a qué querían llegar.
— Se lo vas a regalar, estúpido—largó Tom, lleno de risa— ¿Es lindo no? se lo entregas, la besas y te la follas. Fin de la historia.
No sabía por qué diablos caía en esos juegos tan bajos, la verdad me sentía asqueroso, pero tenía a todos mis amigos con sus ojos puestos en mí.
Tomé la caja con un poco de enojo y la guardé en un bolsillo de mi pantalón. El día de escuela terminó, eran las seis de la tarde y esperé a Alex en la salida, a veces caminábamos juntos hasta separarnos en la avenida principal.
— Pensé que te irías con tus amigos—Alex caminaba y hablaba, ella no se detenía a mirarme ni por un segundo.
—Prefiero irme contigo, ¿Está eso mal?—Le sonreí.
— No me has preguntado si yo quiero irme contigo...—ella me miró graciosa.
Era simpática y graciosa y linda, no entendía por qué era tan idiota.
— ¿Por qué eres así? creí que éramos amigos.
—Sí lo somos, pero somos diferentes, porque tú eres amigo de esos hijos de perra y tú eres demasiado débil de personalidad, ellos te la consumen por completo— puso sus ojos en blanco.
— ¿En qué sentido?—la miré lleno de dudas.
—En todos, cuando estás con ellos...es como si fueras un estúpido que hace cosas que no quiere, pero necesita ser parte de ese privilegiado grupo de chicos populares—ella hablaba con toda sinceridad y abrí mis ojos.
