Alex es la nueva, y Eddie un buen chico pero con malos amigos, probablemenfe demasiado joven como para asimilar el daño que puede hacerle a una chica que está bastante rota.
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Alex:
Era de noche nuevamente, Eddie había venido a hacerme compañía . Cuando estaba con él, intentaba olvidar todas las cosas malas que me habían hecho antes, no gocé de una buena adolescencia, él era lo único bueno que me había pasado en esa oscura etapa de mi vida.
— Me alegra estar contigo—Le sonreí—Te extrañé anoche.
— Yo también preciosa, sabes que amo estar contigo—Ambos estábamos sentados en una banca en el patio de mi casa. Escuchábamos el mar de fondo, y aquello era lo mejor de la vida.
— No ha sido una mañana fácil—solté de la nada.
— ¿Qué pasó?—Eddie me miró de forma fija.
— Mamá me llamó—hablé como si estuviera triste por aquello.
— ¿Tu papá sabe?
— No, y no quiero decirle, y la verdad no creo que quiera ver a mamá.
— Amor, sabes que debes hacer lo que dicte tu corazón, si no estás preparada para verla, entonces no debes hacerlo.
—Duele todo esto, la vi por última vez a los diecisiete años, y bueno...no quiero caer en lo mismo— hablaba con lágrimas en los ojos.
—Cariño...
— No quiero volver a vivir con ella, nunca más, yo estoy bien acá, en la playa junto a papá y junto a ti.
— No vas a volver con tu madre, y mucho menos con Bill—Eddie me abrazó—Ahora me tienes a mí, eres mi novia y no dejaré que nada malo te pase. Estoy yo para cuidarte.
—Acá en Alabama no soy mayor de edad—solté.
—Bueno, pero cariño...tu madre va a comprenderte.
— Ella no lo hizo cuando tenía trece años y Bill sólo me jodía, él me odiaba, me trataba mal, me insultaba y parecía no importarle—hablé de manera fría, odiando ese episodio de mi vida.
— Ahora estás rodeada de gente que te ama, y no voy a abandonarte, me tienes a mí.
—Sí lo sé—me acerqué a Eddie y lo besé—Gracias por amarme tanto, no sabes lo bien que me hace tenerte de mi lado.
— Eres tan linda, a veces no sé por qué estás conmigo, si podrías estar con cualquier otro chico.
— Porque tú eres diferente, eres sincero, confío en ti. Sé que nunca vas a romper mi corazón.
— Te amo—Eddie me abrazó— ¿Julian llegará esta noche?
— No—le sonreí—llegará hasta mañana en la tarde.
— ¿Estamos solos?—me arqueó una ceja. Amaba su sonrisa traviesa, que era capaz de derretirme en cualquier momento.
—Pues sí—Eddie se me acercó, posando sus manos en mi cintura y besando mi cuello.
