39. Rutina

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Como cualquier tarde normal dentro de aquella rutina que habían creado, estaban las tres sentadas en el salón de Hana estudiando para el examen de Matemáticas que se avecinaba.

Victoria y Eva estaban en el suelo con sus apuntes apoyados en la mesa de café que había frente al sofá, mientras usaban el ordenador de Hana para mirar ejercicios de clase que tenían guardados, mientras que Hana ocupaba el sofá sentada con sus apuntes esparcidos.

Faltaban sólo dos días para el examen y Eva ya había terminado de explicarle todos los ejercicios a la pelirroja, los cuales los había entendido todos en su momento, pero como la ansiedad ciega y nubla, de repente, sentía que no se acordaba de nada de lo estudiado. Tenía la mente totalmente en blanco.

– Venga Vi. Acabamos de repasarlo.

– Pero es que se me ha borrado todo.

– No se te ha borrado, estás bloqueada nada más. Relájate y ya verás cómo te sale.

Victoria volvió a mirar a su hoja de apuntes y tras mirar el folio unos segundos sin ver realmente qué ponía, volvió a negar con la cabeza mientras sentía que se le formaba un nudo en la garganta y se le humedecían los ojos.

– Que no Eva, que no. Deja te intentarlo, porque es caso perdido. Yo soy un caso perdido.

– No digas eso.

– Claro que lo digo, tú misma lo sabes. Acabamos de repasarlo y ya no me sé nada. Joder.

Se echó las manos a la cara porque ya no podía reprimir las ganas de llorar. Porque era frustración y cansancio mental mezclado y sentía que su cabeza ya ni si quiera funcionaba.

– Si es que soy idiota.

– Vi, por favor... – Eva le apartó las manos de la cara con suavidad para que la mirara. – No eres idiota, sólo es un bloqueo.

Los ojos verdes de Eva siempre habían tenido un efecto tranquilizador en ella, no eran los ojos, era la mirada. Era su forma de mirarla y ver lo mejor en ella. De creer siempre en ella hasta el punto que hacía que Victoria creyera en sí misma. Pero en esos momentos, ese efecto no estaba funcionando nada.

– ¿Eso lo has hecho tú?

Ambas se sorprendieron de la voz de su lado. Hana se había sentado en el suelo junto a Victoria y miraba sus apuntes con curiosidad.

– ¿El qué? – preguntó confusa la pelirroja mientras se sorbía la nariz.

– Este ejercicio, ¿lo has hecho tú sola?

Victoria lo miró y si, recordaba que era un ejercicio que hizo justo después de que Eva le explicara esa parte del temario. Lo hizo sola en su casa y se sintió realmente orgullosa de que le saliera sin ayuda, pero ahora ni si quiera recordaba cómo lo hizo.

– Si, pero... no creo que sepa repetirlo ahora.

– Joder, pues ya es mucho más de lo que yo he conseguido. ¿Sabes cuánto tiempo he estado dándole vueltas y todavía no lo he conseguido hacer ni una sola vez?

– ¿De verdad? – preguntó algo sorprendida.

No, por supuesto que no era verdad. Eva también sabía que era mentira porque ella misma había visto a Hana hacer ese ejercicio a la perfección, pero prefirió no intervenir en lo que fuera que estuviera pasando por la mente de la pelinegra.

– En serio, ¿me enseñas cómo se hace?

– ¿Yo? – preguntó aún más sorprendida. – Estoy segura de que Eva te lo puede explicar mucho mejor.

– Ya pero no me gusta como explica ella, es muy gruñona. – dijo guiñándole el ojo y Victoria miró brevemente a la ojiverde sin poder reprimir una pequeña sonrisa por la mueca de desagrado que había puesto Eva.

Seremos nuestro refugio (#2)Where stories live. Discover now