3.Poemas y galletas

33 4 2
                                    

La canción termina y después de los aplausos me levanto y me dirijo a la salida, pero me detengo cuando noto una mano en el brazo que me detiene.

-¿Ya te vas?

-Te dije que una sola canción Tay.

-Pero creía que te cambiarías de sitio- se nota cierta decepción en su tono.

-Eso iba a hacer, pero resulta que me han sustituido- señalo con la cabeza la mesa en la que Lis está besándose con el batería de uno de los primero grupos-. Me voy a mi casa.

-¿No puedo hacer nada para intentar convencerte de que te quedes?

-Lo siento, pero tengo que irme antes de que haga demasiado frío, sino me congelaré con la vuelta en moto.

-Yo te puedo llevar de vuelta en coche.

-Nos acabamos de conocer.
-¿Y?

-¿Sabes? Si quieres puedes venir mañana por la tarde a la librería de aquí al lado. Entro a trabajar a las cinco.

-Ahí estaré.

¿Qué le pasa a este?

Que le has gustado.

Si claro, se ha enamorado perdidamente de mi por mi gran sarcasmo y mi maravillosa ironía, ¿no?

Eres una exagerada.

Me recojo la melena en una coleta baja y me pongo el casco. Me subo y arranco. Cuando ya estoy en la carretera acelero bastante, me encanta hacerlo cuando voy sola prácticamente por la carretera. Me desvío en una de las salidas de la ciudad solo para poder pasar más tiempo así.

Pasan los minutos y hace ya más de una hora que he salido del local, por lo que decido volver a casa ya.

Cuando llego y abro la puerta de casa veo que Carl se ha quedado dormido en el mismo sofá en el que estaba cuando me he marchado. Se ha debido de quedar dormido viendo la televisión.

Me acerco a él y le extiendo una manta por encima. Es tan adorable cuando duerme.

Entro en la cocina y busco algo que me sirva como cena, no es que tenga demasiada hambre, pero tengo que comer algo en algún momento del día.

Me decido finalmente por unas galletitas saladas y voy directamente a mi dormitorio, donde me pongo algo de música para ignorar el ruido que proviene de la habitación de Matt. Que suerte tienen algunos.

Podrías haber tenido la misma noche que él si te hubieses quedado en el bar.

Eso no lo sabes.

¿Estás ciega?

Me meto en la cama y alcanzo de la mesilla un pequeño cuaderno marrón. Mi libreta de poesía. Tiene tantos poemas que podría llenar las pareces con cada una de las páginas, tantos que podría llenar un libro. Pero mi mayor inspiración es mi vida, hay poemas antiguos, de amor,de desamor, bonitos, tristes, alguno lo escribí estando enfadada o incluso borracha y lo veo demasiado íntimo como para que lo pudiese ver todo el mundo.

En este momento se me ocurre una idea y paso las páginas hasta llegar casi a las últimas. Necesito otro cuaderno, este se me va a acabar en poco. Me levanto un momento al escritorio y cojo mi estuche.

Tengo claro que quiero escribir algo, pero no se el que. Por primera vez en mucho tiempo no tengo nada que plasmar en el papel.

''Quiero..."

No, eso no. Lo borro.

''Podría...''

No,así tampoco.

Siempre serás túOnde histórias criam vida. Descubra agora