4. Tortitas y canciones

27 5 0
                                    

Estoy en el trabajo y hoy tengo la tienda prácticamente para mi sola. Lis se ha puesto mala en el último momento y no ha podido venir, y a mi jefa los sábados no suele venir. No me podría caer peor, y eso que llevo 4 años soportandola.

Estoy tan absorta en mis cosas que no me entero cuando suena la puerta indicando dde que ha entrado un cliente.

-Ejem- la misteriosa persona da unos golpecitos en el mostrador donde estoy llamando mi atención.

Levanto la mirada y veo a un chico mirándome fijamente. Es algo más alto que yo, tiene el pelo y los ojos del mismo oscuro. Se da cuenta de que le estoy mirando fijamente e interviene.

-¿Te acuerdas de mi?- tiene una sonrisa picarona.

-No soy demasiado buena con las caras.

-Será por la poca luz que había en el bar.

-Eh...joder... Tay ¿verdad?

-Sí, él mismo- su risa se escucha dulce y eso me hace sonreír involuntariamente.

Uuuuu.

Ahj, callate.

-No te acordabas, ¿verdad?

-No, lo siento.

-Da igual- vuelve a reír- ¿Quieres que vayamos a tomarnos algo?

-Sí claro, espera un momento y cierro.

-¿Puedes hacer eso? Yo creía que cerrabais a las 9, o mínimo eso pone en este cartel.

-Yo no veo mucha gente por aquí, ¿tú sí?

-No la verdad- sigue riendo. Joder, ¿por qué me está gustando tanto escucharlo?

-Pues no creo que a nadie le importe.

-En ese caso te espero en la entrada.

Dejo mis cosas en la sala de descanso y voy apagando las luces hasta llegar a la puerta, donde cierro con llave.

-Ya soy toda tuya.

-No sabes el poder que tienen esas palabras en otro contexto.

-Vaya, eso no me lo esperaba- noto como me ruborizo poco a poco.

-Espero que no te haya molestado.

-No, no te preocupes. Estoy acostumbrada, pero no me lo esperaba saliendo de tu boca.

Como siga riendo voy a acabar sonriendo como una boba el resto del día. ¿Por qué causa esta reacción en mi?

Bueno, la verdad que prefiero dejar eso de lado, no estoy segura de si quiero saber la respuesta.

-¿Tienes alguna preferencia de donde ir?

-No, donde tú quieras.

-¿Donde quiera?

-¿Me vas a llevar a tu casa en la primera cita?

-¿Esto es una cita?

-Eh, no, yo no... no quería decir eso.- Mierda, me había puesto nerviosa, y él lo ha notado. Tay se ha empezado a reír aún más.

-No te preocupes, te he entendido.

Deja de ridiculizarnos.

-Conozco un sitio por aquí.

Estamos caminando unos cuantos minutos hasta llegar a una cafetería a unas cuantas calles de la librería.

Ya en la puerta él la sujeta para que yo pase primero.

-Que caballeroso.

-Me gusta que seas irónica.

-Serás la primera persona a la que le agrade. No suelo caer bien, la verdad.

Siempre serás túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora