A | "Si te detienes a pensar en el tiempo la vida pasa volando, mejor es dejar que todo fluya y ser feliz."
Después de años de lucha la vida de Luna Black empieza a terminar. Unas simples palabras del médico y un fin ya marcado. Luna está dispuesta...
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Capítulo IV: The strange boy.
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Hacia un par de horas Luna había vuelto de las clases. Ahora estaba sola en el comedor resolviendo algunas tareas. Jacob estaba durmiendo, así que era lo mismo que estar sola. Su padre estaba en la casa de Charlie Swan viendo un partido de baseball.
Estaba haciendo tareas de matemáticas, su segunda materia favorita. Primero estaba literatura. Le encantaba escribir, pero hace más de dos días que no escribía. Lo que escribió sucedió y eso le aterraba.
Aunque también era aterrador, que no había podido dejar de pensar en él extraño hijo de Sue que cayó de rodilla frente a ella. Si les hiciera un análisis a los lobos, diría que eran demasiado extraños.
Primero empezaría por su hermano. Jacob tenía actitudes extrañas. Estaba obsesionado con una chica, que lo había dejado en la friendzone. Después estaba todo el día en el bosque y si no estaba en el, dormía en su habitación. Ni siquiera sabía cómo aprobaba en la escuela.
El segundo era Paul Lahote. Aún no le entraba en la cabeza como alguien tan malhumorado y cabeza hueca como él, fuera como un príncipe con su mejor amiga Jane Swan. Había visto a Paul en todas sus etapas pero esa daba mucho que decir. Incluso había dejado de ser el coqueto del pueblo. Otra razón por la que los lobos eran extraños.
Tres toques en la puerta hicieron que se fuera de sus pensamientos. Suspiró mientras miraba hacia arriba, no recordaba que alguien iba a ir a su casa.
— ¡Ya voy!
Se levantó de la silla y fue hasta la puerta. En cuanto la abrió se quedó sorprendida de ver al chico Clearwater en su puerta. Según sabía nadie lo esperaba.
El chico tenía una sonrisa boba mientras la miraba. En verdad era escalofriante.
— Hola, Luna.— dijo de forma risueña. Luna casi ríe, le daba un poco de ternura.
