Capítulo 60.

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¿Tendremos un buen o mal final?


Addie

Me lanzo sobre ella, quedándome sentada a horcajadas sobre su cuerpo.

Comienzo a lanzar puñetazo tras puñetazo, las lágrimas se sienten libres de salir por todas direcciones, sin pedirme permiso, empapan mi rostro pero no se detienen. Siento tanta rabia, dolor e impotencia.

Esto no debía ser así, esto no debía pasar. Él debía usar un maldito chaleco antibalas y dejarnos sin protección porque eran de su padre, le correspondían, no a ninguno de nosotros. Ni siquiera tengo el valor de levantar la mirada y clavarla en su cuerpo porque la sangre sigue chorreando, continua formándose un gran charco con su sangre y me da miedo.

Tengo miedo a perderlo, si no es que ya lo perdí.

— ¿Vas a matarme por dispararle? —Preguntó con sangre pintando sus labios— Hazlo pero cargaras con mi muerte toda la maldita vida ¿Crees que valdrá la pena?

—Si él no respira, tú tampoco lo harás —señalé— Si él no se mueve, tú tampoco te moverás. Si él no vive, tú tampoco lo harás y créeme cuando te digo que valdrá la maldita pena.

Mis manos estaban cansándose de golpear su rostro. Mis piernas bien apoyadas a los costados donde permanecía su cuerpo, los golpes que recibía Tatiana no se detenían y cada vez iban con más fuerza que la anterior.

Comenzó a reírse pero tan pronto como lo hizo, se detuvo.

La sangre que expulsaba su cuerpo en especial su boca, estaba mezclándose con la saliva y estaba ahogándose.

— ¿No te cansas de hacer daño? —pregunté sintiendo un nudo en la garganta

— ¿Matarlo es hacer daño? —una vez escupió todo lo que su garganta retenía, pudo hablar— Estamos a mano, él mató a mi padre y ahora yo lo mato a él.

Comencé a reír amargamente 

— ¿Están a mano? —Recibió un puñetazo en el tabique de la nariz justo como me había enseñado Asher— Asesinaste a su padre... —otro puñetazo en la mandíbula que la impulso hacia arriba —Asesinaste a su madre y... —otro en el ojo izquierdo— asesinaste a la hermanita de meses ¡De meses, Tatiana!

—A decir... verdad... —sonrió, sus dientes manchados de su propio liquido carmesí— Eran un estorbo para nuestra relación.

— ¿Si quiera alguna vez lo amaste realmente?

No se dio por vencida, me asestó una patada en la cintura que me hizo encoger en el suelo. Los mismos golpes que le di, me los regresó con aun más fuerza.

Sentía el ardor en el rostro. Cada parte de él me palpitaba, desde los pómulos, hasta los nervios que recorrían el mismo. El puñetazo que más me causó daño fue el que iba directo a la mandíbula, pude percibir como mis dientes rechinaban. La zona pedía un descanso para recuperarse porque de no ser así, amenazaba con lastimar otras áreas.

—Quizás —respondió sonriente cuando observó mi labio inferior, cortado— Debo admitir que él no estaba en mi zona para causar un excelente dolor pero intervino, yo iba directo a uno de sus amigos de la clase de al lado pero él se propuso conquistarme y bueno, ahí recibió su recompensa.

— ¿Por qué lo haces? —Tosí con dificultad— ¿Qué ganas haciendo esto?

Por un momento pude apreciar el rencor e ira que acumulaban sus ojos.

—Yo no tuve una familia completa ¡Nunca! —Apretó los labios, continuando golpeándome— No tuve una madre ¿Sabes por qué? Porque ella decidió dejarnos a mí y a mi padre.

Mi bendito desastre [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora