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Como cada noche, volvió a soñar con aquellas personas a las que no lograba recordar al despertar. Esta vez apareció en un lindo jardín, alumbrado por la luz natural de un sol oculto entre las pesadas nubes. Habían algunos charcos de agua en el suelo, probablemente durante la noche habría caído alguna tormenta. Chapoteó un poco con sus pies descalzos, sonriendo al sentir el cosquilleo del barro escurrirse entre sus dedos. Le gustaba estar ahí, por alguna razón, el ambiente se encontraba alegre.

—¡Amor! —gritó una chica bajita acercándose a un chico castaño, colgándosele del brazo —. ¿Todavía no te responde?

—No.

Ambos jóvenes estaban frente a él, mirándose entre ellos sin notar su presencia. Era un poco extraño, pero ya se había acostumbrado desde hace muchos años.

—No te preocupes demasiado, ya sabes como es él, seguramente se encontró a algún amigo en el camino.

—Espero que sea así.

—Seguramente así es —afirmó segura la pelirroja abrazando a quien supuso era su novio.

La pareja comenzó a besarse, haciendo al tercero sentir un poco incómodo. Odiaba tanto estas situaciones en sus sueños.

Apartó su mirada y comenzó a analizar el lugar. Era un simple patio trasero, tal y como había predicho hacía un rato. La puerta de la casa estaba abierta, por lo que se apresuró a explorar el interior.

Las paredes estaban pintadas descuidadamente de un color blanco hueso, dejando apreciar todavía el color rojo de la anterior capa de pintura. Había un comedor de madera roja y una televisión sobre lo que parecía ser una pequeña alacena, al lado había un refrigerador, con una foto pegada en la puerta con un imán.

Intentó acercarse a tomar la fotografía, pero su pie izquierdo tropezó con el control remoto y la televisión se encendió.

—¿Por qué...?

"¿Por qué pude tocarlo?" Pensó aturdido, pero entonces una voz lo sacó de su ensoñación.

—¡¿Qué mierda?!

—¡No fue mi intención entrar a su casa, lo juro, no sé cómo llegué aquí! —intentó explicar, pero el pelinegro frente a él lo pasó de largo. Era un chico bastante bajo, él le sacaba fácilmente casi unos diez centímetros.

El desconocido levantó el control remoto del suelo, rascándose la cabeza mientras lo miraba enarcando una ceja, seguramente preguntándose qué hacía allí y por qué la televisión estaba encendida.

Mientras, él aprovecho para mirar la televisión. Se emitía un noticiero por el cual pudo mirar la fecha:

2 de Diciembre del 2021. 6:58 a.m

Estuvo a punto de retirarse de nuevo al jardín, pero la voz de la mujer en la pantalla llamó su atención:

—«Durante la madrugada de este jueves un vuelo proveniente de Londres con destino a Seúl, en el cual iban treinta personas a bordo, se estrelló contra las costas de Ostende, en Bélgica. Los servicios de emergencias de la ciudad belga informan que al parecer, el siniestro se produjo por un error de pilotaje debido al mal tiempo y la poca visibilidad. Hasta el momento, las autoridades han confirmado al menos quince muertos y tres heridos de gravedad, los cuales han sido trasladados a diferentes hospitales en la ciudad de Bruselas. Tanto equipos de rescate como civiles se han movilizado para recuperar...»

Tapó sus oídos, no queriendo escuchar nada más.

Se sentía extraño, terrible. Su interior le dolía como si hubiera sido golpeado al punto de quedarse sin aire.

—¡Hyung! ¡¿quiere que apague la televisión o la seguirá viendo?!

Las palabras del chico, quien se asomaba por la puerta para hablarle al castaño de hacía un rato, trajeron a su mente una sola imagen, haciéndolo caer de rodillas mientras de su garganta salía un hilo de voz.

—Seokjin hyung.

"No, por favor, él no"

Pero como siempre le ocurría,
todo se volvió negro.

Pero como siempre le ocurría, todo se volvió negro

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With you ; Vmin AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora