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—Tae, amor, ¿puedes pasarme mi pincel?

Casi automáticamente, Taehyung tomó el objeto y se lo tendió al rubio, quien borró su sonrisa para mirarlo preocupado.

Bebé, ¿por qué estás llorando? —preguntó, más Taehyung no podía emitir palabra alguna.

Estaba ahí, sentado en medio de un gran pastizal junto a él, sin saber cómo había llegado a ese momento. Mientras, Jimin secó una lágrima con la yema de sus dedos, acariciando tiernamente su mejilla.

—Tú...

—¿Yo...?

—¿Eres real?

Jimin arrugó el entrecejo, pero no respondió. En lugar de eso, volvió su vista al pequeño lienzo que cargaba en su izquierda, retomando su pintar.

—Jimin, ¿tú me has estado hablando, cierto?

No —dijo seco. Antes de empezar a reír tontamente, como si se hubiera acordado de un buen chiste —. Yo le he estado hablando a mi novio, a Kim Taehyung. Tú eres quien lo ha oído, pero no tengo idea del porqué. Supongo que no has roto tu cascarón.

Taehyung abrió la boca dubitativo, su cabeza hacía su mejor esfuerzo por recordar en dónde había escuchado aquellas palabras, pero no lo lograba. Jimin, quien hacía un par de segundos parecía de lo más divertido, ahora lo miraba llorando.

—Tú no eres mi novio, eres mi mejor amigo —fue lo único que señaló. Jimin lo miró como si estuviera loco.

Yo nunca he dicho que tú fueras mi novio, a ti ni te conozco.

P-Pero... —tartamudeó cada vez entendiendo menos —. ¿Por qué me has llamado "amor"?

Tú eres quien logró escucharme. No es mi problema si escuchas mis palabras —su voz cada vez sonaba con más pesar, con dolor. Y el lugar, que en un principio había sido un hermoso pastizal lleno de rocío y con un azul celeste cubriendo el firmamento, ahora era un desierto en un día de tormenta. Todo se había vuelto gris y un terrible sentimiento de nostalgia ahogaba a ambos chicos, casi provocándoles arcadas. El rubio dio la vuelta al cuadro que estaba pintando, descubriendo así un dibujo del pequeño pajarito que se posaba en la ventana del hospital a diario —. Kim Taehyung, dime, ¿eres real?

Y tras hacer esa pregunta, Jimin lo besó.

Fue un beso corto, soso, un simple roce. Pero aun así, el corazón de Taehyung latió fuertemente en su interior, desbocado como un corcel que prueba la libertad por primera vez. 

De un momento a otro, la arena empezó a absorberlo, como si estuviera en medio del mar. El rubio fue el primero en hundirse, aun cuando Taehyung intentó retenerlo. Del tormentoso manto cayó un relámpago, tiñendo todo de blanco debido a la luz, obligándolo a cerrar los ojos con fuerza.

Taehyung sintió su cuerpo congelarse. Un viento gélido lo rodeaba, formando un pequeño tornado a su alrededor y volviéndolo literalmente su eje. Abrió sus ojos con dificultad, entrecerrándolos debido a aquellas ráfagas y a lo lejos, aun con la luz boicoteando su vista, logró identificar a un chico avanzando hacia él.

—Entonces, tú eres parte de esto.

En cuanto estuvo frente a él, lo reconoció como la silueta negra a la cual había visto en su sueño pasado.

—¿De qué hablas?

No llores, por favor, no llores —rogó el chico. Taehyung llevó las manos a su propio rostro sintiéndolo húmedo. No lo había notado.

—¿De qué hablas?

No lo sé... Pero espero que tú logres averiguarlo.

Y despertó.

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With you ; Vmin AUWhere stories live. Discover now