Nadie como tú (mujer alfa x hombre omega) omegaverse hetero.

⚠️Capítulo 24⚠️

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—Vaya... pero si es la señorita Müller

Una joven Omega se acercó a Mia quien se encontraba tranquilamente estudiando en la biblioteca de su universidad. Anterior mente había tenido un encuentro con aquella Omega antes de conocer a Elian, pero era una más de la lista.

Mia la miro con desdén y volvió de nuevo su mirada a su computador.

—¿Acaso ya me olvidaste?

—Mi cerebro desecha en automático todo lo que no necesito.

—No seas tan cruel Mía, ese día la pasamos espectacular...

La insistente Omega se sentó a lado de Mia y comenzó a sacar sus feromonas mientras se restregaba en el brazo de Mia.

—¿Porque eres tan fría? antes con un poco de mi aroma te sentías bien.

Mia cerró la computadora y comenzó a guardar sus cosas para ponerse de Pie.

—¡Ey, que te pasa!

Sin responder una palabra Mía se dio la vuelta y se marchó rápidamente de la biblioteca.

Enseguida le marco a Elian ya qué su cuerpo comenzó a sentirse ansioso.

[Mia...]

—Hola Elian ¿Como está tu cuerpo?

[Jajaja ¿solo me hablas para eso? mi cuerpo se encuentra bien, voy saliendo de las oficinas del MoMA, vine a dejar unos documentos que requerían para el puesto]

—¡Felicidades, Elian! Mi madre me lo contó pero no había podido hablar contigo. ¿Te parece si paso por ti y vamos a comer?

[Esta bien, aquí te espero]

Mia ya se había comunicado con su padre para pedir permiso y faltar al trabajo aún que su padre no estaba muy convencido, accedió. La universidad de Mia no estaba muy lejos del museo.

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El teléfono de la oficina de Ritter comenzó a sonar.

—Señor Müller, su esposo se encuentra en la sala, desea hablar con usted.

—No lo hagas esperar, que pase.

—Adelante, señor Müller

—Gracias.

—K, asegúrate que nadie me interrumpa, la junta que tenía dentro de una hora cancélala.

—Claro señor Müller.

El secretario de Ritter asintió con seriedad y salió en silencio dejando a ambos solos en la oficina.

Siempre que Emilian necesitaba hablar con su esposo, el de dedicaba el cien por ciento de su atención, por lo que normalmente cuando Emilian venía ha verlo a la oficina cancelaba cualquier otro compromiso que tuviese.

—¿Estas bien Emilian?

—Si... solo tenía ganas de verte.

Aún que ante los demás Emilian y Ritter siempre se comportaban como una pareja poco cariñosa, cuando estaban solos ellos eran demasiado dulces el uno con el otro.

Ritter se acercó a Emilian y lo abrazó con ternura.

—¿Pasó algo con Mia?

Emilian negó con la cabeza aún pegada en el pecho de Ritter.

—Es solo... que nuestra vida a estado un poco agitada últimamente... y me he dado cuenta que... mi bebé ya no es un bebé.

—Acaso esto es a lo que la gente llama el síndrome del nido vacío...