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Escucha los pasos apresurados por el pasillo del hospital como adelanto de su llegada. Mira el reloj, se le ha hecho eterno.

Pero lo entiende cuando descubre que Raoul no va solo. Sus padres se han quitado la ropa elegante para fin de año y ya llevaban el pijama. Se nota porque Manolo, como mínimo, no se ha quitado la parte superior del mismo.

—¿Dónde está? —pregunta Susana, con la cara tan pálida y asustada que casi no reconoce a la mujer despreocupada que ha visto tres veces en su vida.

Señala la puerta frente a él, con las palabras picando. Los padres de los Vázquez se abalanzan sobre ella, abriendo sin preguntar. En cambio, el hijo mayor, tras echarles un vistazo y observarlo con duda, acaba acercándose y cogiendo la silla junto a la suya.

—Me han pillado a punto de salir de casa, por eso hemos tardado más, porque les he explicado lo poco que me has dicho y han querido venir. —Arruga la nariz, frustrado tras su explicación—. ¿Estás fuera por algún motivo?

—No m-me d-dejaron p-pasar. —El moreno pone una mueca—. La f-familia p-política no s-sirve p-para t-tanto, p-por lo q-que p-parece.

Abre la boca, pero la vuelve a cerrar, con un respingo para su estómago.

—¿Familia política?

Agoney se encoge de hombros, hundiéndose todavía más en su silla.

—Lo único q-que se m-me ocurrió. C-culpa a V-Violeta d-de eso.

El rubio se muerde el interior de la mejilla y asiente despacio. Se siente fatal por no saber cómo hablar con él. Es como un campo de minas, es difícil saber en qué punto podría estallar algo y eso es lo que menos quiere a estas alturas.

—¿Cómo está? ¿Te han dicho algo?

—Se llevaron l-los análisis antes d-de q-que llegarais —explica, con la vista fija en la puerta—. Aún n-no se sabe n-nada, p-pero una d-doctora me explicó q-que ellos p-pueden encargarse de la d-denuncia d-directamente, p-para acelerar t- trámites.

—Eso sería genial. —Traga saliva—. ¿Qué pasó? Me asustaste muchísimo.

—La v-vi en la b-barra c-con sus amigas. Se g-giró p-para abrazar a una y un hombre le m-metió algo. —Se lame los labios, frustrado—. Si hubiera llegado m-más rápido...

—Eh. —Lo para, con una mano en su brazo. Tras darse cuenta, se quedan mirando el contacto, pero ninguno lo corta—. Está aquí y no en una situación peor gracias a ti, así que ni se te ocurra culparte.

—Supongo... —Se inclina en su dirección como acto reflejo—. Al m-menos le v-vi la c-cara, sé q-quien es.

—Bien, pues ya está, sin culparte de nada y punto. —Baja su mano por el brazo hasta rozar su palma—. Oye, gracias de verdad. No tenías por qué.

—Estás l-loco si c-crees q-que no v-voy a actuar v-viendo lo q-que hizo. Seamos o no algo, es m-mi f-familia.

Se mueve para quedar frente a él. Hasta ahora no se había fijado en que el moreno tiene los ojos enrojecidos. Sigue siendo la madrugada del 1 de enero, así que no es falta de sueño. Haciendo los movimientos muy despacio, dándole margen para detenerlo, roza su mejilla con la yema del pulgar. Nota que Agoney deja de respirar, para después relajarse ante su tacto. Tiene los labios apretados, pero le parece notar una sonrisa.

—Gracias por eso —repite en un susurro—. Te estás ganando a mi familia uno a uno, ¿eh? Cuando me sustituyan por ti no me va a extrañar nada.

Ahora sí que puede notar los surcos en sus mejillas, provocados por una sonrisa más dulce y visible.

El chico de la ventanaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum