Capítulo 1《Resiliensia》

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Resiliensia

Charles Darwin dice que no son los más fuertes de la especie los que sobreviven, ni los más inteligentes. Sobreviven los más flexibles y adaptables a los cambios.

La princesa de wakanda aprendió a sobresalir después de haberlo perdido todo. Estaba ella y solo ella.

—Tía

Ella y por supuesto el próximo heredero al trono. Aquel pequeño ser humano que le picaba la cara a mitad de la noche para informarle de las pesadillas causadas por el exceso de golosinas.

Shuri abre los ojos con pesadez, mira el reloj sobre la mesa de noche y después mira a su sobrino para volver a cerrar los ojos.

—Tía tuve pesadillas. ¿Puedo dormir contigo?— pregunta el pequeño con un susurro. Su tía no dice nada, se limita a solo darle unas palmaditas al lado vacío junto a ella. El niño no hace mucho alboroto, sube a la cama y se cubre con las cobijas mirando al techo. —Tía, ¿cuándo crees que mi mamá regrese?— Shuri se da la vuelta poniendo el dedo índice sobre la boca de su sobrino indicándole que debe guardar silencio.

—Duerme, es muy temprano para conversar. Mañana hablaremos

—De acuerdo

El niño se da vuelta y en cuestión de minutos se queda dormido. Shuri se da vuelta quedando frente al rostro de su sobrino, sus características eran exactamente igual a las de su hermano cuando pequeño, las fotos de un Tachala de ocho años adornaban la habitación de sus padres, recuerda burlarse de todas y cada una de esas fotos mientras el avergonzado Tachala le pedía a su madre que callara a Shuri. El recuerdo le roba una sonrisa nostálgica y ahí a mitad de la noche, en el silencio de la madrugada siente ese nudo en la garganta y ese vacío en el pecho que le recuerda lo sola que estaba, lo único que ahora tenía no le pertenecía en lo absoluto.

Miraba por la ventana del apartamento, esa que propiciaba una vista a la inmensidad del mar y su vida en el. Pensaba en todo y nada a la vez, pensaba en cómo estos últimos meses habían sido un sube y baja de emociones.

Mirando el mar pensó en él, en sí algún día volvería a encontrarse con él. Sin duda no quería verlo nuevamente, pero su estadía en Haití la mantenía demasiado cerca del mar que por las noches sentada en la arena llegó a pensar que en algún momento se encontraría nuevamente con el, y no era algo que deseara; si llegaba a verlo nuevamente estaba segura de que esa sed de venganza volvería a renacer y no tendría piedad de el. La había dejado sola. Había asesinado lo único que le quedaba en este mundo y estaba dispuesta a cobrarle los intereses de tener la oportunidad.

Pero ya había pensado demasiado, era hora de descansar.

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Las mañanas con Toussaint, o junior, como Shuri solía decirle, eran bastante reconfortantes para Shuri. Se sentaba en el sofá a ver alguna caricatura que a su sobrino le gustara mientras desayunaba sobre la alfombra, algo que sin duda no pudo hacer cuando era niña.

Verlo sentado disfrutando de las cosas que ella no pudo disfrutar le daba una sensación de paz, le aseguraba que bajo su protección ese niño estaría seguro. Y ese era el problema.

—¡Llegué!— Nakia pronunció su llegada entrando a la sala de estar donde su hijo y Shuri veían televisión. El niño se levantó al escuchar a su madre y corrió a su encuentro mientras ella lo miraba extrañada de su presencia. —¿Te sientes Bien?— preguntó tocando su frente y mejillas con la palma de sus manos.

—De maravilla— dijo el niño.

—¿Por qué no estás en la escuela?— Junior no contestó, abrió sus ojos sintiendo que estaba en problemas. Nakia miró a Shuri quien se encogió cuando escuchó aquella pregunta. —Shuri. ¿Por qué Toussaint no está en la escuela?

Se sentía avergonzada, pero no iba a esconderse ni huir de esa pregunta. Quería que Nakia entendiera por qué para ella su sobrino estaba más seguro en casa, donde ambas pudieran estar pendiente de él. Se puso de pie y rodeó el sofá para quedar frente a su cuñada quien la miraba molesta con ambas manos sobre los hombros de su hijo.

—¿Y bien?— preguntó en tono molesto.

—Toussaint aprendé mejor conmigo. Si me das la oportunidad yo le enseñaré, es un niño muy inteligente, no tiene que ir a la escuela local cuando puede ir a la mejor escuela del mundo

—Cariño, ve a jugar afuera

—¡No!— exclama Shuri con algo de miedo en su expresión —en la playa no

—Santo cielo Shuri. Toussaint, obedece y retírate— el niño obedeció mientras Shuri, con una autoridad que no tiene sobre el niño, quiso impedir que saliera. Nakia comprendía, pero Shuri no podía seguir así. —Shuri, ¿qué pasa?

—Sabes que es peligroso. No puedes mandarlo afuera, a la orilla de la playa sin alguien que lo cuide

—El estará bien. Y si es Namor quien te preocupa entonces puedes estar tranquila, no se acercará aquí, y si lo hace no va a saber que es hijo de T'chala. No es adivino.

—Al verme aquí lo sabrá— apela.

—Escúchame Shuri. A veces me necesitan fuera de aquí, y necesito tener la seguridad de que tu, de que su tía va a cuidar de él en dado caso de que algo me pasara. ¿Con qué seguridad crees tu que me iré sabiendo que su tía no lo dejará llevar una vida normal por lo menos hasta que tenga edad para tomar una decisión por cuenta propia?

—Ambos, el y tu estarían mejor en Wakanda, podría protegerlos. Escucha Nakia, el niño es lo único que me queda, es mi única familia— solloza con lágrimas haciendo su aparición en los ojos de Shuri, y una voz rota —fuera de él no tengo nada más

Nakia quería decir muchas cosas, pero no quería hacer sentir mal a Shuri, lo estaba pasando muy mal. Se limitó a soltar un suspiro y dirigir su mirada al suelo resignada.

—No puede faltar a la escuela Shuri, va a perder el año si lo hace

—No volverá a pasar

Shuri se queda sola en la sala mientras Nakia sale a hacerle compañía al niño.

La realidad de todo era que Shuri no era resiliente. Día a día intentaba sobrevivir a la ola de sentimientos que la golpeaba día con día. No quería volver a wakanda porque sabía que en cada rincón a donde fuera iba a escuchar las risas de su hermano, sabía que encontraría los cálidos abrazos y las tiernas miradas de su madre, sabía que volver sería aceptar el hecho de que se encontraba totalmente sola. Volver era aceptar la triste y decepcionante realidad que a menudo se obligaba a ignorar.

—Hay que almorzar. Ayúdenme a hacer la comida, si quieres ser rey de Wakanda debes crecer fuerte y sano— las órdenes de Nakia la sacaron de sus pensamientos. Su sobrino la tomó de la mano y la jaló a la cocina.

El la mantenía con los pies sobre la tierra, evitaba que su mente divagara por recuerdos que en este momento estaban llenos de dolor y arrepentimiento. Una razón más por la que prefería estar aquí que en cualquier otro lugar.

—Lo estas haciendo mal— dice junior quitandole la cuchara a Shuri.

—Oh. Osea que el futuro rey de wakanda va a ser chef— menciona Shuri riendo.

—Si— responde el niño riendo.

Shuri se queda callada con una sonrisa en su rostro que se va desvaneciendo poco a poco al ver el brazalete en la muñeca de su sobrino. Por el color y el material sabía que era vibranio, y sabía que no provenía de wakanda. El diseño hablaba por si solo, ese brazalete provenía del niño sin amor.



Army of lovers 《Shuri x Namor》Where stories live. Discover now