Capítulo 2《Sueños》

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La aventura de vivir. Comienza con la osadía de soñar.

Y ¿Qué son los sueños?

Sigmund Freud dice que la interpretación de los sueños, es la apertura de un nuevo es-pacio de saber, y el sueño freudiano consiste en que su “joven ciencia” pueda abrirse al por-venir. El surgimiento del psicoanálisis se funda en la hipótesis de que hay un “pensar” y un “querer” inconcientes diversos a la actividad conciente.

Freud construye una teoría del sueño como paradigma de las formaciones del inconciente, y un método de interpretación fundado en la aso-ciación libre que reubica al sueño, al soñante y al intérprete. El sueño se convierte en el cumplimiento (disfrazado, desfigurado) de un deseo (cen-surado, reprimido). Este deseo inconciente busca el reencuentro con un objeto perdido que ha dejado un rastro imborrable.

Por ejemplo, a veces soñamos con resolver un conflicto con alguna persona o soñamos que estamos logrando metas que, a nuestro parecer, son inalcanzables. Según la teoría de Freud, esto es debido a que una parte no consciente de nuestro cerebro busca solucionar nuestros problemas durante las horas en que la mente consciente está "desactivada".

Shuri sueña con su madre, sueña con su hermano, sueña con una vida que cree totalmente inalcanzable, sueña con...

Él.

Con sus fuertes brazos. Su espalda ancha. Su mirada, una mirada que prende el fuego en su interior.

Sueña con sus besos. Besos que a la realidad son vacíos y al aire, pero en ese gran espectro llamado sueño estos besos son reales y son tan fuertes como las olas en medio del océano en una tormenta. No tiene idea de cómo iniciaron en este envolvente y apasionado beso que hierve su interior, no tiene idea de nada, solo recuerda despertar a la mitad de la noche en medio de la solitaria playa. Escucha el sonido de las olas romper en la orilla del mar, en cuestión de segundos y con la confusión sobre ella siente unas fuertes manos posarse sobre su cintura.

—Hola de nuevo princesa— susurra él en su oído sintiendo su piel erizarse. Shuri no dijo nada, y es que no pudo hacerlo. Cuando lo intentó sintió los labios del Dios maya pasándose sobre su cuello, una sensación cálida y exquisita que saciaba cada deseo y petición. —Solo disfrute majestad— murmuró sobre su piel.

El se cansa de su cuello y en un ágil movimiento y con deseos de más se pone frente a ella, y mirándola a los ojos bajo la penetrante luz de la luna logra admirar el brillo en esos hermosos ojos. Percibe la llama en su unterior que se enciende cada que él se acerca más a ella. Namor, desesperado la besa separándose por momentos de ella, provocando un juego de tortura para ambos que sólo les demuestra lo mucho que desean más contacto.

Namor la toma de la cintura acercandola a él en un momento desesperado por conseguir sentir el calor de su cuerpo. Es cuando entonces decide acabar con su propia tortura y después de un rato de juegos prueba el sabor de sus labios.

Bésame,
Muérdeme,
Incéndiame.

Era lo único que Shuri deseaba en este espectro llamado sueño: sentir sus labios, sentir lo salado del mar en su boca, y lo consiguió en este beso de rosa donde sus labios se volvían suaves pétalos que se llevaba a la boca. Pétalos que sobre su lengua emitían sabor y en cada movimiento morían deliciosamente, fragantes llenos de placer en una especie de orgasmo momentáneo que la abandona en el momento en el que su cuerpo impacta contra la arena sintiendo su pesado cuerpo sobre ella. Y en medio de la oscura noche donde solo el mar, la arena y la luna eran testigos de su encuentro ella lo observaba con la respiración agitada, enrollando sus piernas alrededor de el provocando una risa orgullosa y altanera en el Dios.

Army of lovers 《Shuri x Namor》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora