Capítulo dos.

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𝑻𝒊𝒏𝒕𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝒇𝒆𝒍𝒊𝒄𝒊𝒅𝒂𝒅.


Huevos fritos. 

El aroma de los huevos recién batidos sobre la fridera tenían una gran nube de delicioso aroma. Cada corte de verduras sonaba al filo del cuchillo golpeando sobre la tabla de picar, y el burbujeo de la cafetera sólo terminaba de ambientar aquella mañana preciosa para el matrimonio. 

Baekhyun se encontraba en la cocina preparando el desayuno cuando unos brazos fuertes envolvieron su cintura, y un pesado mentón cayó sobre su hombro, seguido de eso: unos besos. — Aquí estás. —dijo su esposo, Baekhyun sonrió. 

Olía a jabón y a champú. Acababa de tomar una ducha, y aún no estaba tan seco porque algunas gotitas frías se deslizaron dentro de la camisa del joven artista, bajando por su espalda desnuda. Causándole escalofríos.— Me has dejado sólo en la cama. 

— Buenos días, cariño mío. 

El rubio sólo desvió unos centímetros su rostro y los labios del doctor atraparon los suyos en un beso suave y lento. Una caricia calmada y húmeda que Baekhyun tuvo que cortar porque no quería que se le quemara el desayuno. No obstante a su esposo eso no le importaba, sonrió por igual moviéndose hasta el desayunador. Pasando por la silla en dónde Hanseol comía en silencio de su fruta picad . Quién al notar a su padre sonrió, y Chanyeol sólo se inclinó tomando una servilleta de la mesa para limpiarle las manchas de fresa que rodeaban su boquita. Luego de eso acarició sus cabellos y besó su frente. Por fin tomando asiento.

Baekhyun por otro lado se dedicó a tender la mesa media vez terminó de cocinar lo que faltaba. Un jarrón pequeñito con flores recién cortadas se colocó en el centro, y a su alrededor una canasta de frutas ligeras, unas pocas tostadas de pan calientito, una jarra de jugo y una de agua igual : cómo los platillos con los huevos y las verduras dándole el toque nutritivo, porque no quería malacostumbrar a su esposo a comer carnes grasientas desde temprano. Eso podía quedar para el almuerzo. 

— ¡Está listo! —exclamó Baekhyun con una gran sonrisa sobre sus labios. Sus mejillas teñidas decían lo mucho que le encantaba ver todo en su orden, en especial a su familia feliz y reunida. 

Chanyeol sonrió. 

Un buen desayuno balanceado y saludable define un largo futuro juntos. Quiero seguir bebiendo de éste café cuando sea un anciano. —dijo llevándose la taza de humeante café a los labios, los sorbos calientes bajaron por su garganta y el sabor de los granos recién molidos fué delicioso para su paladar. — ¿Verdad, pequeño? Queremos seguir comiendo de la comida deliciosa que mami nos da. —Ésta vez se dirigió al pequeño Hanseol sonriente.

— ¡Mami Baek hace la mejor comida del mundo mundial! 

Mundo mundial eran técnicamente la misma palabra, pero Chanyeol prefirió meterse un trozo de la torta de huevo que objetar algo sobre el pequeño tesoro que tenían con su dulce esposo. 

— Prepararé comida deliciosa siempre para ambos. —Respondió por otro lado Baekhyun, sus mejillas sin pensarlo se habían teñido de un suave rosa melocotón.

— Siéntate, cielo. Has trabajo mucho, es hora de comer con nosotros. 

Baekhyun asintió con una sonrisa en su rostro, tomando asiento de su esposo con la felicidad hinchando a no más poder su pecho. Estaba seguro que su rostro brillaba de la alegría.





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