SA | ❝ Déjame tomar tu mano y demostrarte que hay un camino hacía la tranquilidad.❞
Siempre se solía decir que la amabilidad y la lealtad de un Hufflepuff no encajaría jamás con la astucia y ambición de un Slytherin, pero que grande equivocación. Le...
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Tom's birthday
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El treinta y uno de diciembre por fin había llegado y con ello el esperado cumpleaños del Slytherin. Esa mañana a primera hora, Leia bajó corriendo por las escaleras para ir directo a la habitación de sus padres y despertarlos, sin embargo, se extrañó bastante cuando se encontró con la cama ya hecha y sin ninguna señal de ellos.
La castaña al no encontrarlos, resopló derrotada, provocando que un mechón rebelde que se hallaba en su rostro se elevara debido al aire que salió de su boca. Giró sobre sus talones y se dirigió a la cocina para comenzar a preparar el postre favorito de Tom: pastel de terciopelo rojo.
El chico llegó a comentarle en algún momento que ese era un postre que algunos de los niños del orfanato solían comer debido a que unas cuantas de las encargadas se los obsequiaban por buen comportamiento, pero que él solía escabullirse a la cocina y los tomaba a escondidas. Desde que dió el primer bocado quedó plenamente fascinado con el sabor y desde ese momento se convirtió en su postre favorito, sólo que jamás volvió a probarlo.
Por esa razón, Leia decidió que ese sería uno de los regalos que tenía para Tom, porque claramente le daría más de uno y estaba completamente segura de que le encantarían. Además, ella quería esforzarse para que sintiera el afecto que siempre le hizo falta, ya que sabía que jamás había recibido alguna muestra de amor, lo cual ella y sus padres se lo darían, especialmente ella.
Cuando entró a la cocino se topó con la presencia de sus padres, que se encontraban preparando la mezcla. Ella rió por lo bajo.
—¿Cómo saben qué ese es el postre favorito de Tom? —preguntó, observando con atención a su padre y el bowl que estaba sobre la barra.
—Lo escuchamos cuando te lo dijo —le respondió el mismo —. Tú puedes ayudar a tu madre con el betún.
Leia obedeció y se acercó a su madre para ayudarla y luego de unos minutos más, el pastel ya estaba dentro del horno y ahora solo faltaba esperar a que estuviera listo para decorarlo con el betún y algunas frambuesas.
—Iré preparando el desayuno —dijo la castaña, sacando unos cuantos ingredientes del refrigerador y la alacena.
—¿Qué prepararás, cariño?
—Gaeran tost-u tostada con huevo.
—Esa es buena idea —secundó su padre, sobando su barriga —. La comida coreana es muy buena, aún recuerdo que tú madre solía preparar mucha comida y el kimchi siempre ha sido mi favorito.
Leia comprendió al instante que lo que su padre acababa de decir era un evidente indirecta para su madre, y al parecer ella también lo notó porque rió y movió la cabeza.
