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❝  como siempre ❞

Tenía los audífonos puesto, el volumen estaba al máximo, y él miraba completamente concentrado los videos de datos curiosos que se reproducian en su pantalla, era un momento tranquilo, no había nadie más allí, sólo el y el video en su celular, nadie lo molestaba, irónicamente era pacífico a pesar de  tener los tímpanos a punto de reventar.

Definitivamente el cubículo del baño era mucho más cómodo y seguro que toda la universidad.

Pero nunca puedes estar completamente en paz o salvo, el no tenía esa suerte.

Un fuerte golpe contra la puerta lo hizo soltar un gran grito y saltar levemente de su asiento, su corazón latía con velocidad asustado, despues de eso no se escucho ningún otro golpe, con miedo y duda se quito los audífonos de las orejas, ¿alguien le había hablado y no se dio cuenta?

Sí.

—¿Eres sordo vaquita? ¿Otra vez me ignoras?— La voz sonaba calma y hasta tenían un toque dulce, seria agradable a los oídos de cualquiera, pero conociendo un poco más a fondo a ese chico de cabellos azules que lo humillaria y golpearia sin culpa alguna si amanecía con ganas de hacerlo, definitivamente le quitaba lo encantador.

Su respiración se volvió agitada, su pecho bajaba y subía con velocidad, sentía que no podía respirar bien, su cuerpo sentía que había corrido sin parar y por fin había tomado un respiro.

Nervioso se tapó la boca con su mano, intentaba evitar hacer algún ruido que delatara su presencia, no quería verse expuesto nuevamente a tal humillación diaria que a pesar de la constancia en la que sucedía aún no lograba acostumbrarse.

—Se que estás ahí, ¿por qué no hablas? ¿te comió la lengua al ratón?—

Su cuerpo comenzó a temblar, tenía miedo, se sentía como un ratón en una ratonera, se sentía como una presa a punto de ser atacada por su depredador.

Se sentía débil.

Otro golpe, está vez sono más como una patada contra la puerta. Pato se quedaba sin paciencia, era una molestia hablar con la pared.

—¡Noni abre ya!— El enojo en su voz era evidente, noni sintió un escalofrío, había cometido un error en ignorarlo, había empeorado la situación sin querer.

Apreto con fuerza la tela de sus pantalones, tomó un poco de valentía antes de hablar igualmente enojado.

—¡Dejame en paz! ¡Pato gilipollas!—

—¡¿Cómo?! ¡Abre de una vez capullo de los cojones!—

—¡Nunca!—

Sabía el siguiente movimiento, después de todo no era la primera vez que estaba en esa situación, a pasos veloces se dirigió a la puerta y se apoyo contra ella firmemente, se había vuelto un tipo de barricada humana, aunque la puerta tenía el seguro puesto era consciente que podría ser rota fácilmente por unas cuantas patadas del chico que que lo estaba amenazando.

Casi al mismo tiempo que el actuó sintió como detrás suyo la puerta fue golpeada con fuerza, esa acción hizo que perdiera el equilibrio por unos segundos y su cuerpo sea empujado hacia delante.

Era una lucha de fuerza, y el perdería.

Después de unos largos minutos la puerta se abrió por completo, noni al ser empujado por esta misma se choco bruscamente contra la cerámica del baño, su rostro chocó contra la superficie y casi de inmediato sintió como la sangre comenzaba a salir poco a poco de sus labios.

𝘗𝘢𝘥𝘳𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘨𝘢𝘵𝘪𝘵𝘰 ♡ #𝙣𝙤𝙣𝙞𝙯𝙚𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora