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❝ pasado❞

━Noni; 8 años.

Había despertado temprano -como siempre lo hacía- tendió su cama a penas levantarse, barrío su cuarto, y ahora pasaba el trapo por los estantes y mesas que ahí se encontraban mientras taradeba una canción que había escuchado hace unos días en la radio.

Se limpio unas pequeñas gotas de sudar que bajaban por su frente, contemplo por unos segundos su cuarto al terminar, sonrió orgullo; todo estaba reluciente, su mamá le daría muchos cumplidos al verlo.

Dejó la escoba y trapos a un lado, busco entre sus cajones un par de ropa limpia que ponerse, agarró una toalla y se dirigió a ducharse, no tenían agua caliente así que los primeros segundos de su ducha fue un sufrimiento eterno por sentir el agua fría recorrer por su cuerpo caliente.

Luego de eso, no perdió el ritmo, se cambió con el nuevo conjunto de ropa limpia y dejó su pijamada doblada en la esquina en su cama, agarró la escoba y los trapos, se dirigió a la sala.

Ahí también limpio todo lo que pudo, sacudió el viejo sofá y barrio todo el piso con esmero, ordenó la mesa vieja de madera que había al medio y la tapó con un bello mantel blanco con diseños de girasoles, abrió todas las ventanas haciendo que la fría sala se iluminará con los primeros rayos de sol que apenas comenzaban a salir en el orizonte.

Después de comprobar que no había un rastro de polvo, fue a la cocina donde comenzó a preparar el desayuno para su mamá y papá, unos panqueques con un poco de miel encima acompañados de un juego de platano y café eran el menú mañanero de hoy.

Había escuchado a sus papás hace más de una semana decir mientras conversaban que les encantaría comer eso de nuevo, así que aunque no sabía cómo manejar dinero, no dudo en ahorrar sus pequeñas propinas para comprar los ingredientes y darles una sorpresa.

Sirvió los platillos en la mesa, estaba un poco cansado, sacudió su cabeza intentando alejar el sueño que poco a poco lo invadía; ya era un niño grande y con responsabilidades, no podía caer ante algo tan simple como el cansancio.

Miro el reloj que colgaba en una pared de la sala, 6:20, sonrió entusiasmado, hora de levantar a sus papás.

(...)

━Noni; 10 años.

Caminaba al lado de su mamá mientras se tomaban de las manos, las pequeñas lágrimas corrían por sus rozadas mejillas, agachaba la cabeza avergonzado, no quería que su mamá se diera cuenta que otra vez había llorado por no ser lo suficiente fuerte y no soportar un par de regaños de su parte.

Apretaba los labios con fuerza intentando guardar los soñosos que querían hacer precencia, fracaso, su cuerpo tembló ligeramente al tomar un poco de aire pues le faltaba de tanto llorar.

Su mamá dejó de caminar y regresó a mirarlo sorprendida.

-¿Otra vez estas llorando?-

Contuvo la respiración, se sentía tonto no quería que su mamá pensara lo mismo, negó nerviosamente con la cabeza.

-Solo estaba diciendo la verdad- su tono era serio, como siempre lo era cuando decía crueles palabras sin pensar -No deberías sentirte orgulloso de tus notas, es tu responsabilidad, es lo menos que puedes hacer.-

𝘗𝘢𝘥𝘳𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘨𝘢𝘵𝘪𝘵𝘰 ♡ #𝙣𝙤𝙣𝙞𝙯𝙚𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora