𝘗𝘢𝘥𝘳𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘨𝘢𝘵𝘪𝘵𝘰 ♡ #𝙣𝙤𝙣𝙞𝙯𝙚𝙣

❝ Epílogo❞

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❝ Juicio ❞

Hoy era un día importante, mentiría si dijera que no estaba nervioso, de hecho el día anterior ni siquiera había podido dormir sus horas habituales por imaginar todos los posibles escenarios que podrían suceder.

Después de unos largos dos meses vería a ari de nuevo, pero está vez deseaba y esperaba que fuera la última vez que la viera.

Tanizen lo ayudaba a arreglarse, el no sabía que ponerse y gracias a los dioses su novio tenía —al menos un poco— más claro el código de vestimenta que debía llevar en un momento así.

Tanizen ajustaba y acomodaba su corbata en silencio, tenía una expresión seria pero calma que le permitía apreciar cada pequeño detalle en su rostro por la cercanía, su corazón revoloteaba como la primera vez, no podía evitar sentirse como una pareja de recién casados por la acción del contrario.

—¿Estás seguro que vas a estar bien?— Tanizen habló finalmente rompiendo el silencio, su tono de voz revelaba la preocupación que había mantenido en secreto durante esos días.

—No soy un niño pequeño, estaré bien.— Sonrió de una manera relajada, intentó sonar lo más seguro posible aunque por dentro estuviera temblado de los nervios —Aparte con usted a mi lado no tengo de que preocuparme.—

—¿Y Mapache?— Sonrió de una forma un poco divertida —El nos va a estar esperando cuando regresemos.—

—Y Mapache.— Respondió y rio por lo bajo, él también comenzó a ajustar, mejor dicho, jugar con la corbata de su tanizen. —¿Le he dicho que se ve más guapo de lo habitual con traje?—

—No, pero ya lo sabía.— Habló de forma narcisista ganándose una mirada aburrida de su parte.

—¿Desde cuando es tan egocéntrico?—

—Desde que la persona más extraordinaria del planeta aceptó ser mi novio.—

Sus mejillas se tornaron de un color rosado y un poco avergonzado oculto su rostro en el hombro del contrario.

—Se a vuelto tan cursi ¿lo sabe?— Habló en un tono bajo, casi como en un susurro que debido a lo cerca que estaban pudo ser perfectamente oído por tanizen.

—¿Te molesta?— Pregunto un poco avergonzado, con sutileza rodeo su cintura con las manos apegandolo más a él —Recuedo que me dijiste que te gustaba que te dijera cosas así.—

—No me molesta.— Sonrió apenado y separó con lentitud de su hombro, lo miró por unos segundos y puso sus manos en las mejillas contrarias. —Tengo muchas ganas de besarlo.—

—Y yo tengo muchas ganas de que dejes de dudar antes de hacerlo.— Rodó los ojos —Bésame, no tienes que avisar.—

—El consentimiento siempre es bueno ¿no?— Bromeó un poco pero finalmente acerco sus labios al contario, era un beso lento y suave, esos besos que le encantaban, esos besos donde no había necesidad de ir más allá de un cálido roze, esos besos que reflejaban todo lo que sentían por el otro.

Amaba esos besos y amaba de igual manera a la persona con quien los compartia.

Sus labios se separaron pero la distancia entre ellos no creció más, una sonrisa decoro bellamente el rostro sonrojado de su novio, con cuidado él acomodo algunos cabellos que caían desordenamente por su frente.

—¿Nos vamos?—

Sonrio un poco nervioso y tomó un poco de aire para tomar valentía. —Claro.—

(...)

Declaraciones y más declaraciones, testigos y evidencias, ¿por qué nadie la había dicho que los juzgados eran tan aburridos y aparte tan caóticos?