OO1

819 67 9
                                    

Desde aquella trágica y gran noticia que Sana le dió a Tzuyu, las cosas cambiaron... Un poco mucho.
Como el año ya había terminado, ahora la nipona tenía una vida en su pequeña pancita, y estaba dispuesta a cuidar de él como sea. Así de igual manera que la menor lo haría.
Cuando los padres de Tzuyu se enteraron de la noticia, casi matan a su adolescente.

-¡CHOU TZUYU MARÍA!

Gritó su madre en español. Su progenitora era mexicana, por lo que cuando se enojaba, comenzaba a gritar groserías en su idioma.

-M-Mamá...

La taiwanesa respondió en español, al borde de salir corriendo.

-¿Mamá? ¿MAMÁ? ¿MAMÁ QUÉ, MARÍA?

Su madre siempre le decía María por el hecho de que el nombre "Tzuyu" Le parecía un trabalenguas. El padre de la menor se encontraba viendo todo desde fondo, sin expresión alguna.

-¡SEUNG, AYÚDAME! ¡TU HIJA EMBARAZÓ A UNA MUCHACHITA Y TE QUEDAS VIENDO COMO UN HIJO DE LA CHING-

-Basta.

La firme voz del señor Seung en taiwanés resonó en toda la casa. La señorita Dulce, (Madre de Tzuyu) era demasiado temperamental a la hora de cualquier cosa. En cambio, Seung, era más sensato.

-...Mira, Tzuyu. No me voy a interponer en la crianza de ese niño, pero sé responsable. No podrás hacer mucho más, tendrás que trabajar y estudiar a la vez. Si necesitas ayuda económica no podremos darte más que unos pares de dólares al mes, ese bebé no es nuestra responsabilidad. Madura, hazte cargo, y cuida a tu mujer. Sabíamos que tu enfermedad podía regresar y así fue.

La morena mordió su labio y las palabras tajantes de su padre abollaron su corazón. Sabía que tenía que hacer todo eso, lo sabía, pero era difícil. No fue consciente de protegerse a la hora de las relaciones sexuales y aquí estaba.

-Ay, mija...

Escuchó a su madre murmurarle, y unos reconfortantes brazos la rodean. Rompe en llanto y su padre, incapaz de acercarse, se va de la sala. Quiere que su hija sea una luchadora, no una marica, quiere verla madurar y que cumpla sus propósitos. Así dice él.

Pero nada seria fácil. No con un bebé en camino.

————————————————————

Volvemos al presente, y nos encontramos en la graduación de Sana.
Con su traje de egresada y una pequeña barriga asomando en su ropa, la nipona estaba más que feliz. Sabia que no sería un camino fácil, pero estaba dispuesta a darlo todo por su nueva vida.
Llevaba tres meses de embarazo y el cambio era apenas notorio, es decir, que muy pocos se habían dado cuenta del suceso. Los rumores no tardaron en aparecer.

"Oí que la embarazaron y la dejaron"

"Se dice que Tzuyu la abandonó al saber que Sana la había engañado"

"Apuesto a que no sabe quién es el padre"

Y así, muchísimo más.

Le dolía. Le dolía que la gente pensara así de ella, pero, se lo había ganado teniendo una gran mierda como reputación. Y no es que le molestase, pero no iba a permitir que se metieran con ella.

Ni con su hijo, ni con Tzuyu.

————————————————————

-¡TZUYU!

La morena se asustó y cayó de cara al piso.
Estaba a punto de protestar y mandar a la mierda a quien fuese que la había despertado, pero recordó que...

Oh.

Ahora vive en la casa de su novia, y su novia está de cinco meses. Los antojos permanecen, sí.

-¿Qué pasó?

Preguntó sin emoción alguna, levantándose para encender la luz. Su bella chica sonreía como una niña pequeña que quiere algo, y eso no podía llenar más su corazón.

-Tengo otro antojo.

La taiwanesa rodó los ojos.

-¿De qué?

-Fresas bañadas en caramelo, una bebida de chocolate blanco, papitas de McDonald's y unos nuggets.

Sonrió, sus mejillas hinchándose en una sonrisa gumosa.
¿Es que cómo no iba a cumplirle todos los caprichos? Era su niña y estaba dispuesta a morir por ella.

-Ya, amor. Ya voy.

Tomó las llaves del auto de su novia y salió a toda velocidad, a las... ¿4 AM?
Sí, bueno, es capaz de hacer cualquier cosa por su mayor.

Llegó a la estación de servicio a comprar todo lo que quería la pelinaranja y suspiró. Las cosas eran bastante caras, aún así, tenía suficiente dinero. Había comenzado un empleo como camarera en un restaurante bastante lujoso y le pagaban bien, así que podía ayudar a pagar la luz o el gas y un poco del dinero iba a los antojos de Minatozaki. A pesar de que la nipona era básicamente millonaria no quería vivir como una arrendada.

-Hola.

Saludó una empleada. Tenía el cabello oscuro y la piel blanca como la nieve, sus ojos eran color marrón claro y era bastante delgada.
Una plaquita con el nombre "Wony" en el
costado. Lucía muy joven.

-Buenas noches.

Saludó la, en este caso, mayor, comenzando a buscar todo. Llevó un vaso con la bebida y unos doritos para ella, a la vuelta tenía un McDonald's 24hs así que no tenía que preocuparse.

Un poco de chicles y una cajetilla de cigarros.

-Eres muy joven para fumar.

La voz de aquella chica resonó en sus oídos. La
miró como si no le importase y puso dinero en efectivo en el mostrador. La menor simplemente rodó los ojos y le dió una bolsita para sus pertenencias, y la taiwanesa desapareció del lugar.
Compró todo lo necesario y afortunadamente en otra tiendita abierta a esa hora habían fresas acarameladas. Le arrancaron la cabeza con el precio, pero todo por su novia.

Llegó casi una hora después, cargada con las bolsas. Su pareja miraba una serie mientras la esperaba, así que cuando llegó, su sonrisa se ensanchó.

Era hermosa.

-Gracias, Yoda.

Murmuró y dejó un piquito en los labios de su amada, sonriendo. Puede que sus vidas no sean lo mejor, eran felices así, pero peleaban demasiado.

La nipona se apresuró a comer su McDonald's, pero en una de las bolsas encontró los cigarros.

-Tzuyu, ¿Qué es esto?

Hecha una furia, miró a la morena, quien se estremeció. Creyó que lo había guardado.

-Sana...

-Joder, Tzuyu, dijimos que no lo harías.

-Bien, lo siento. No fue a propósito.

-A propósito o no, ¿Esa educación quieres darle a él o la pequeña? Porque no es lo correcto.

-No pienso hacerlo en frente del niño, Sana. No soy tan insensible, ¿Sabes?

-Claro que no, pero aún así eres inmadura.

-Jódete, Sana.

La mayor suspiró y lanzó al suelo el paquete de cigarrillos.

Y ahora, ambas estaban enojadas.
Y ahora, Tzuyu se iba afuera a fumar, mientras Sana sollozaba en silencio.

Esta era una de las primeras peleas que venían por delante, y por más pequeña que fuera, dolía.

————————————————————

mucho humor, drama y llanto vendrá...

𝐑 𝐄 𝐀 𝐋 𝐋 𝐘  𝐎 𝐁 𝐒 𝐄 𝐒 𝐒 𝐄 𝐃 - S T Z Where stories live. Discover now