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-¿M-Mina...?

La japonesa miraba horrorizada a la persona que tenía en frente, la persona que la había lastimado.

-Sana, Dios, hola.

La besó en los labios como si fueran una pareja reencontrada luego de cinco años y medio.

Maldita hipócrita.

Sana se mantenía inmóvil, helada, no podía hacer nada al respecto y eso la hacía enojar.

Hasta que pudo juntar valor y fuerza para encallar su mano en la mejilla contraria.

-Escúchame bien, Sharon. Nunca, de verdad nunca más vuelvas a siquiera tocarme.
¿Crees que puedes venir aquí como si nada a abrazarme o besarme como si fuera un puto juguete? No soy la misma niña que intentaste utilizar, de la que abusaste hace unos años. Porque no se si recuerdas que hiciste de mi vida un infierno y eso no voy a perdonártelo nunca, ni aunque me lo pagues con tu sangre. Ahora vete de aquí y nunca más vuelvas, ni siquiera me interesa cómo conseguiste mi dirección. Pero nunca, de verdad jamás vuelvas aquí. No quiero tu mierda conmigo de vuelta.

Y ¡PUM! Cerró la puerta en su cara.

-¡Sana, abre la puerta!

Comenzó a golpear como una loca, gritando su nombre una y otra vez.

-¡Vete o jodidamente llamaré a la policía!

Gritó la nipona desde dentro de su hogar, segundos después oyendo el abrazador silencio que envolvía su atmósfera.
Y cuando la tormenta pasó, se dedicó a llorar en silencio, recargada contra la puerta. Se deslizó sobre ésta y sus sollozos comenzaron a volverse más audibles, más escandalosos.
Tzuyu al escucharla corrió hacia la entrada de la casa, encontrando a su novia derrumbándose.

-¡Sana, Sana! ¡¿Estás bien?!

Se arrodilló en frente de ella tomando su rostro en sus grandes manos.

-T-Tzu...Tzuy-u...

-¿Qué pasó, amor? ¡Háblame!

-M-M...

Toda su vista se volvió negra y su cuerpo se aflojó.

Ella estaba de vuelta.

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Se encontraba en ese puto hospital otra vez.

Un deja vú sobre todo lo que había pasado esa fría noche cruzó como un tren por su mente.

Nuestra niña.

Lágrimas se acumularon en sus ojos. Dios, cuánto les había costado superar aquel acontecimiento y aún no podían olvidarlo.
Lloraban su pérdida todas las noches, se consolaban entre ellas y poco a poco reconstruían sus almas.

-¿Chou Tzuyu?

Inmediatamente se levantó de su asiento y caminó hacia la baja mujer que, al parecer, se sintió intimidada por la altura de la taiwanesa.

-¿Cómo está ella?

-Fue un desmayo repentino. No sufrió nada de lesiones, pero cuando llegó su ritmo cardíaco estaba muy acelerado y su cuerpo temblaba. Creemos que fue por alguna noticia algo impactante para ella, pero lo conveniente es que se lo cuente usted y sólo si quieren que nos lo comuniquen. Está bien, en hora y media le dan el alta.

-¿Despertó?

-...Sí. Puede ir a verla, habitación 367.

Sin decir nada, la morena subió dos pisos para dirigirse con Sana. Un lío de pensamientos desencadenaron en su mente y el pitido debía caja metálica la sacó de su trance.

Al llegar, la japonesa estaba viendo hacia la nada misma, con la mirada perdida.

-Amor...

Se acercó con cautela y se sentó en un sofá pequeño que estaba cerca de la camilla, buscando su mirada.

-¿Cómo te sientes?

Su pareja la miró con los ojitos apagados, sin su brillo singular. Tenían un color gélido que le daban escalofríos.

-Unnie... Hábleme, por favor.

Cambió su hablar a uno más suplicante y como a Sana le gustaba que le dijera; Unnie, y tratándola de usted.

-Tzuyu.

Su voz salió como un iceberg. Frío y seco.

-¿Va a decirme qué sucedió?

La piel ahora muy pálida de Sana brillaba con las luces del cuarto. Suspiró.

-Cuando estábamos haciendo... Eso, la persona que nos interrumpió... Era alguien que me lastimó muchísimo en el pasado y no sé si pueda contártelo ahora. El dolor no me permite decírselo a nadie; sólo Nayeon lo sabe.

-Oh... Está bien. Voy a esperar el tiempo que sea necesario para que tengas confianza en mí y me lo digas, amor. Confío en ti.

Susurró lo último tomando la fría mano de su novia, quien sintió sus ojos llorosos.

Dolía. Dolía revivir el pasado, que las heridas de éste se abrieran nuevamente y que le sea tan difícil contar tal situación. No era lindo.

Luego de unas horas, le dieron el alta a Sana y ambas fueron a casa en un sepulcral silencio algo incómodo.

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mi meta para el próximo capítulo es mínimo 10 votos 😁

𝐑 𝐄 𝐀 𝐋 𝐋 𝐘  𝐎 𝐁 𝐒 𝐄 𝐒 𝐒 𝐄 𝐃 - S T Z Where stories live. Discover now