O12

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-T-Tzuyu...

Gimió la mayor al sentir besos húmedos en su cuello mientras cocinaba un buen ramen para ambas. Pero el ambiente había cambiado cuando la más alta se puso detrás de ella.
Dejó el cuchillo a un lado para no hacerse daño ya que estaba temblando por la excitación.

-No estoy haciendo nada...

Canturreó la taiwanesa, paseando sus manos por el torso desnudo de la pelinaranja.

-Claro que sí... ¡Hey!

Se quejó cuando una de sus nalgas fue azotada juguetonamente.

-Voy a quemar la comida y va a ser tu culpa.

Refunfuñó la más baja, moviéndose constantemente.

-Yo preferiría otra cena.

En lo que pareció ser un solo movimiento fluido, sentó a su novia en la isla de la cocina. La tomó de las piernas y la besó con hambre. La mencionada siguió el junte de sus labios, metiendo su lengua.
Sus cuerpos encendidos en llamas pedían a la otra; tal y como ese día en el que Sana preparaba el desayuno, le había hecho un oral en esa misma mesada.

Arrancó la ropa del cuerpo de la mayor, besando sus tobillos, sus pantorrillas, muslos, salteándose su centro.

-D-Dios, Tzuyu... Por favor...

Gimoteó, moviendo sus caderas inconscientemente.

-¿Qué deseas, amore mío?

Preguntó.

-Nada más deseo que tú entre mis piernas ahora mismo...

Y no necesitó más.

Dio una larga lamida por toda la extensión de la japonesa, haciéndola gritar y agarrarse de la mesada.
Comenzó a chupar su clítoris haciendo ruidos realmente obscenos, abriendo paso con sus dedos entre sus pliegues. Disfrutando su esencia.

-¡Mierda!

Gritó cuando el músculo bucal de la más alta se metió en su apretado interior, embistiéndola con fuerza.

-Dios, Tzuyu... Me voy a correr si sigues así...

-No. No te vas a correr.

Anunció, y siguió con su labor.

Ahora masturbaba el manojo de nervios de la pelinaranja y continuaba dando estocadas con su lengua, disfrutando de verla retocerse. Jugaba con las velocidades y la volvía loca.
Ahora intercambiaba sus dedos por su lengua, succionando su clítoris y metiendo sus dedos en el centro de su novia.
Amaba verla así. Excitada, con el cabello revuelto. Amaba sus expresiones. Su boca en una o y sus cejas fruncidas, intentando no caer en un inevitable orgasmo si seguía con esa velocidad.

-M-Mierda... Me voy a correr...

-Córrete, bebé. Córrete en mi boca.

Puso su lengua en la entrada de la más baja y sintió los espasmos que tenía su cuerpo, seguido de sus paredes apretarse contra su miembro bucal y cómo un torrente de fluidos caía sobre su cara.

Gritos. Muchos gritos.

Alargó el clímax de la chica frotando toda su intimidad con rapidez y sin tanta presión, hasta que supo que tenía que detenerse.

-Te amo, Chou.

Susurró Sana, y se besaron fogosamente.

-Yo te amo más, Minatozaki de Chou.

Ambas rieron y se besaron nuevamente, apenas  ahora sintiendo el olor a quemado.

Habían achicharrado la puta comida.













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𝐑 𝐄 𝐀 𝐋 𝐋 𝐘  𝐎 𝐁 𝐒 𝐄 𝐒 𝐒 𝐄 𝐃 - S T Z Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin