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El reloj marcó las 4:25 A.M.

El sonido del timbre y constante golpeteo a la puerta despertó a la pobre taiwanesa, quien estaba totalmente confundida.

¿Quién carajos estaría molestándoles a esta hora de la madrugada?

Se levantó y talló sus ojos, dirigiéndose hacia la entrada principal de su hogar. Se fijó en el ojo de pez, y casi se cae de espalda.

Abrió rápidamente, totalmente furiosa.

-¡¿Me puedes explicar qué carajos haces aquí, Elkie?!

Gritó en un susurro.

-¿Sabes? Siempre creí que el amor era algo hermoso. Algo mágico. Creí que cuando las personas se enamoraban y el sentimiento era mutuo, romperían cualquier barrera que existiese entre su amor.

La castaña no entendía nada. Tenía sueño, frío, y ganas de orinar.

-¿Y...?

-...Que no fue así. Yo me enamoré de ti, Tzuyu. Sentí algo tan grande cuando te vi, como si fueras mi hogar. Hasta que esa noche, cuando nos besamos en ese atardecer, sentí una conexión. Nosotras tenemos algo que nadie más puede superar, ni siquiera Sana.

-Elkie, hace frío, son las cuatro y media de la mañana... ¿A qué vienes?

...

-A esto.

La rubia platinada conectó sus labios con los de la taiwanesa tomándole del rostro. Al principio, la menor intentó zafarse del agarre de la china, pero fue imposible. Se negaba a soltarla.

Poco a poco, cayó de nuevo.

Sus lenguas se enredaron y la mayor empujó el cuerpo contrario hacia la casa, cerrando la puerta. Continuaron besándose y se acostaron en el sofá cerca de la entrada, Elkie cayendo encima de ella.

-Tzu, ¿Qué pas...

...












**musica dramatica**

jeje, los dejo con la duda!!

𝐑 𝐄 𝐀 𝐋 𝐋 𝐘  𝐎 𝐁 𝐒 𝐄 𝐒 𝐒 𝐄 𝐃 - S T Z Where stories live. Discover now