——DESCISIÓN——
——SIN REMORDIMIENTOS——
Año desconocido
El día de la expedición se acercaba, los entrenamientos de los cuatro ladrones prosperaba. Aunque para los azabaches, era más fácil moverse con el equipo tridimensional, dejaron a los de la legión con la boca abierta, sus habilidades sobrepasan algunos veteranos de la legión.
— ¡Ruby! —grito Hange al ver la mujer, caminar tranquilamente con Furlan.
Antes de que la abrazara, el puño de la azabache había acabado en su estómago. La castaño cayó al suelo, mientras balbuceaba, Churh miró a Ruby preocupado su comportamiento, iba empeorando a medida que las semanas avanzaban.
Tal vez era su preocupación, por Isabel que no sobreviviera a la primera expedición.
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Levi y Ruby miraban, el cielo nocturno sentados, en el bordo del techo. Habían tenido una discusión, con sus amigos sobre el plan de asesinar, al comandante. Los gemelos, voltearon la cabeza al escuchar, pasos acercarse.
— Hermanos —hablo, la pelirroja cruzada de brazos sobre su pecho dudosa.
— Levi, Ruby. Hablemos de ésto, no puedo estar de acuerdo de que vayan, sólos ¡Eso sigue, siendo igual de peligroso para ustedes! ¡Sobre todo, para Ruby, ella tendrá que estar cerca. De ese hombre! —dijo Furlan, en voz alta.
— Dijiste que cuando salgamos, por primera vez, seremos los cuatro ¿Lo olvidaste?
Los de baja estatura, se alegaron de ellos con la cabeza inclinada.
— Es lo mismo —dice Levi.
— Cuando no puedes ver la luna, o las estrellas el cielo que aquí arriba. Es igual, que el de allá abajo —completo Ruby, sin expresión en el rostro.
Miraron las nubes, densas en el cielo —. El color, del cielo es claro —dijo Furlan—. Pero...
— Pero es diferente —respondió Magdolia, sorprendiendo lo —. Sabes que no hay techo es ¡Completamente diferente!
— Así es —asintió el rubio—. El cielo es infinito, puede ser igual de oscuro. Pero es muy diferente, al subterráneo.
— Mira —señalo Isabel asía, arriba las nubes se despejaron dejando. Ver la hermosa luna resplandeciente —. ¡La luna, es tan brillante! —tomo asiento alado derecho de los azabaches, Furlan tomó asiento del otro lado —. Hay una diferencia ¿No es así?
— Si —sonríe Churh—. No estamos, bajo tierra.
Las nubes, seguían alejándose. Los gemelos permanecían, en silencio admirando la vista, los cabellos de Ruby, se movieron con la ligera briza, Furlan la observaba con el rabillo del ojo con una sonrisa.
— Nunca volveremos allí —prometio Furlan.
— Tiene razón, hermano los cuatro siempre salimos adelante ¿Verdad? —les sonrió Isabel —. Será lo mismo, con los Titanes, hagamos esto juntos.
— Levi..... Ruby crean en nosotros —dijo está vez, Furlan.
El cielo sobre ellos, estaban lleno de millones de estrellas titilantes. Los azabaches, pensaron cuando la pelirroja liberó, al pajarillo —. Bien —respondieron, los hermanos.
