1 de diciembre

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✨LUCES DE NAVIDAD✨

Está empapado, hambriento y sintiéndose como un fraude porque, no solo se ha decepcionado a sí mismo, sino que seguramente ha decepcionado también a Liam.

−Lo siento. Yo solo quería una tarde bonita y al final ha sido todo horrible. Deberías haberte quedado en casa como querías. −Iker baja la cabeza, frota sus manos para entrar en calor porque no lleva sus guantes.

−En realidad ha sido divertido. Correr bajo la lluvia contigo quejándote ha sido bastante entretenido.

Iker rueda los ojos, aunque sonríe un poco más tranquilo. Liam no le odia, no aun.

−Quería que fuera perfecto, que tomáramos un chocolate caliente, viéramos las luces y nos sentáramos en algún sitio a hablar. Y entonces después yo…

Iker se calla. No puede hacerlo. No después de que todo su plan saliera mal. No es especial, no es romántico, no es nada.

−¿Tú qué? −Pregunta Liam.

Iker levanta la vista para mirarle. Lleva un abrigo negro y gordito, el gorro le tapa las orejas y todo el conjunto hace que se vea menos intimidante. Le saca una cabeza y media, pero Iker aun tiene que levantar ligeramente la suya para mirarle a los ojos. Oscuros y brillantes e Iker piensa que está demasiado enamorado como para joderlo si se lo dice.

−Nada. Ya da igual.

Traga saliva y esconde un escalofrío. No tarda en apartar la mirada.

−Vayamos a tomar ese chocolate, así entraremos en calor. Además, podemos sentarnos y hablar. Estoy seguro que desde la ventana se verán las luces también.

Iker asiente, se está congelando y no le vendría mal una bebida dulce y caliente para reconfortarse un poco.

−Vale.

Acaban sentados en una cafetería pequeña, en la mesa que hay al lado de la puerta y desde la que se puede ver la calle mojada. Las luces de diferentes colores se reflejan en los charcos e Iker puede admitir que es una vista bastante bonita. No más que la que tiene frente a él, pero está bien.

Liam se ha quitado el gorro, por lo que su pelo castaño está despeinado y tapando parte de su frente. Le está mirando con una sonrisa cálida, la misma que le hizo enamorarse la primera vez que se la dedicó. Liam está serio la mayor parte del tiempo, y se siente especial cuando sonríe. Aunque esta vez Iker no sabe que ha hecho para hacerle sonreír, tal vez simplemente se está riendo del nido de pájaros que debe tener como pelo. Liam señala su taza con un movimiento de cabeza.

−Bebe, estás temblando. −Hay una especie de ceño fruncido, preocupado, en su frente.

Iker se avergüenza un poco por preocuparle, pero también se siente nervioso por lo que significa. ¿Está cuidando de él?

Le hace caso y bebe un sorbo. El chocolate baja por su garganta y él gime bajito del gusto. Liam se ríe, escondiéndose detrás de su propia taza.

−¿Qué? No te rías de mí. Hoy ha sido un mal día.

−No es verdad. Una vez me dijiste que no sería un mal día si estábamos juntos.

Mini Historias navideñasWhere stories live. Discover now