Sinceridad

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Lionel leía el mensaje detenidamente, no sabía la razón de citarlo a tal hora.

Salió de su habitación con rumbo a los vestidores que especialmente la administración del hotel incorporó para comodidad de los jugadores mundialistas. Caminó por un enorme pasillo y bajó las escaleras para llegar a la puerta, entró y se sentó frente al area de lockers.

Escuchó como exactamente a las 10pm la puerta fue abierta. Inmediatamente se levantó para identificar quien estaba entrando.

—llegaste, que sucede Memo?— cuestionó esperando una respuesta alentadora, tal vez un "te amo" o algo parecido.

—lo que quiero decirte es que.... Tu y yo no podemos vernos más, somos jugadores profesionales y debemos seguir así— con cada palabra su voz se cortaba, agachó la mirada tratando de ocultar sus lágrimas.

—Ochoa, mírame— Leo no creía lo que estaba escuchando, se acercó para quedar frente a frente aunque tuvo que ponerse de puntas para eso.
—MIRAME!!!— su voz de alfa hizo efecto en el portero quien de inmediato obedeció.

—No, eso no viene de tu corazón— Messi tomó la mano de Ochoa, al escuchar que alguien caminaba por los pasillos cercanos lo jaló inmediatamente. —vamos a hablar en otro lado donde nadie nos escuche—
Abrió la puerta buscando que no hubiera nadie, al cerciorarse de ello salió rápidamente sin soltar al mexicano.

—a donde vamos?— Memo aún sollozaba.

—a donde no nos escuche nadie— Leo cuidaba no ser visto. Tras un par de minutos llegó a su habitación y deslizó la tarjeta, abrió la puerta y entró con Ochoa.

Volvió a deslizar la tarjeta para bloquearla, necesitaba respuestas.

—esto no puede ser, Guillermo tu me gustas mucho y no puedo ignorar mis sentimientos ya, no me hagas esto— Lionel se estaba sincerando y mostrando un lado lleno de amor.

—n..no puedo hacerlo, realmente me encanta estar a tu lado pero tengo miedo....— las palabras de Ochoa fueron interrumpidas en ese momento por un apagón. Messi se acercó a la ventana y recorrió las cortinas, una tormenta de arena provocó la situación.

Volvió a cerrar la cortina y corrió hacia la puerta para intentar abrirla.

—yo me voy de aquí— Memo se levantó de donde estaba sentado, intentó abrir la puerta también. —que pasa? Por que no abre?— preguntó nervioso.

—tiene seguro y solo se abre electrónicamente, estamos encerrados hasta que la luz regrese— el argentino intentó abrir de nuevo pero era imposible, al ser un hotel de cinco estrellas y con mucha seguridad ningún metodo funcionaba.

—rayos, hace demasiado calor aquí— El portero tomó una hoja para usarla como abanico.

—huele mucho a... Dulce de leche, estás en celo?—

Amor en fase de gruposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora