O2

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Las semanas para clasificar habían terminado y luego de un pequeño descanso todos los equipos aterrizaron en tierras benditas. México había sido seleccionado como sede de la Copa América y sólo 10 de los 27 países que habían participado en las eliminatorias quedaron dentro.

La apertura fue en CDMX, pero los partidos se llevarían a cabo en Guadalajara . Los primeros en encontrarse fueron Argentina contra Chile, y mientras se disputaba el partido, Guillermo junto a Ponce y Jiménez entraban al estadio. Habían ido a ver que tal sus rivales pero uno que otro jugador de Brasil estaba igualmente en las gradas apoyando a Argentina. Entre ellos estaba Neymar. Los ojos del alfa conectarnos con los suyos y cuando una animada sonrisa y un saludo lleno de vigor se asomaron, Guillermo dio media vuelta.

-- Voy al baño.

Grito aún de espaldas a sus amigos. Salió al pasillo en dirección al W.C y al llegar sólo se recargo en el lavabamanos. Creía que Neymar se olvidaría de aquella vez cuando se enfrentaron en el mundial. Aún cuando había sido el partido de su vida, unas horas antes había terminado con Saúl Álvarez, su pareja en aquel entonces, haciéndolo uno de sus peores días también. El alfa lo había engañado, en su propio departamento. Una muy bonita omega, un par de tragos y sus incontrolables instintos fueron la excusa que le dio el menor. Desde entonces se prometió no confiar de nuevo, no abrir su corazón. Todos los alfas eran iguales al fin de cuentas.

Se refresco un poco la cara con agua y cuando alzó su mirada al espejo pudo notar al brasileño recargado sobre el marco de la puerta. Su lenguaje corporal era relajado, tranquilo. No le parecía exactamente una amenaza. Estaba apuntó de darle una oportunidad y ser respetuoso con el alfa pero este tenía que abrir la boca.

-- Você estava tentando me enviar um sinal para nos encontrar aqui? (¿acaso estabas tratando de mandarme una señal para encontrarnos aquí?)

El brasileño dijo con burla, creyendo qué el mexicano no le entendería.

-- Definitivamente a última coisa que eu quero é conhecê-lo (definitivamente lo que menos quiero es encontrarme contigo)

Memo respondió con un perfecto portugués que casi hace que el contrario cayera de la sorpresa.

-- Você fala português, isso é ótimo! (¡hablas portugués, eso es genial!)

Neymar, pese a pasar vergüenza por su intento de ligar, se emocionó cual niño pequeño. Trató de acercarse a Guillermo pero este lo esquivo y comenzó a andar a la puerta.

-- Espere, devemos ficar e conversar (espera, deberíamos quedarnos a charlar)

- Eu não estou interessado em ir a um encontro em um banheiro público (no estoy interesado en tener una cita en un baño público)

Comentó con sarcasmo el más alto.

-- Então, se você está interessado em ter um encontro comigo, pelo menos (entonces si estas interesado en tener una cita conmigo al menos)

Neymar respondió con un guiño coqueto. Nunca se le iba nadie al mirar esos ojos verdosos. Bueno, tal vez si se le iba Ochoa. Este último bufo con cero gracia y sin decir nada más salió de ahí.

El alfa corrió detrás de él y en uno de los pasillos lo alcanzó por el antebrazo. La paciencia se le acababa al omega.

-- Você não pode resistir aos meus encantos! (¡no te puedes resistir a mis encantos!)

Con esto último, el alfa dejó salir por fin sus feromonas, el penetrante aroma a café inundó las fosas nasales de Memo y provocó que su celo se adelantará. Cuando Neymar trató de acercarse nuevamente fue empujado por fin con suficiente fuerza del omega.

-- ¡Déjame en paz!

Gritó y huyó lo más rápido que pudo. Quería salir del estadio antes de que algún alfa detectará su aroma a piña colada pero para su mala suerte al cruzar en una esquina chocó con quien reconocería por su preocupada voz.

-- ¿Guillermo? ¿Qué tenés?

El argentino le tendió la mano, queriendo ayudar a ponerse en pie a Memo, pero éste como siempre con el orgullo hasta el cielo la rechazo dándole un manotazo.

-- No necesito tu ayuda.

Ochoa sabía que el hecho de que Messi estuviera allí, justo en ese momento, era porque el partido ya estaba en medio tiempo. En poco el estadio estaría lleno de alfas yendo al baño o comprando comida, y el miedo le invadió.

El alfa frente suyo removió la nariz, detectando que el típico aroma a piña de Memo ahora era con un toque lechoso, más suave y apetecible. Lo miró fijamente y dijo incrédulo.

-- No me digas que estás en celo.







N/A

Chan chan chaaaannnnn.

Plebes, ¿que aroma le pongo a Messi?



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