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Guillermo solo ha alquilado dos días una habitación de hotel en Barcelona. Lo único que planeaba hacer ahí era informarle a esos dos alfas que estaba esperando un cachorro y que ese cachorro podía ser de alguno de ellos. Ahora tiene que regresar a su casa para ir periódicamente al doctor y preparar todo para la llegada de su bebé.

Apenas se enteró de la existencia de este pero el sentimiento de pertenencia era tan fuerte que ya añoraba tenerlo entre sus brazos.

Neymar lo acompaña, decide irse a vivir un tiempo a Málaga en lo que Guillermo tiene al bebé, piensa apoyarlo de verdad todos los meses y acompañarlo a los ultrasonidos. Ambos están listos para abordar en el aeropuerto y antes de entregar sus boletos a la azafata un grito particular los obliga a ver en la dirección que Lionel viene corriendo.

-- ¡Esperá!

Todo mundo voltea a ver al alfa, olvidando que era un reconocido futbolista. Es un milagro que la prensa aún no haya publicado nada al verlos junto a Guillermo. Tal vez era que su pelea en el club era más importante.

Lionel llega recargandose sobre sus piernas, flexionando un poco sus rodilla y tratando de recuperar el aire. No hace caso a la mirada de reprensión que trae el omega.

-- ¿Qué haces aquí?

Pregunta disgustado, con los brazos cruzados.

-- Quiero estar- -- una cachetada resuena por el lugar, cortando de tajo la oración del menor -- me lo merezco...

Acepta. Guillermo le queda la palma de la mano tan roja como la mejilla de Lionel. Neymar está escondido detrás, atónito.

-- ¿A qué estás jugando?

-- A nada, lo prometo. Se que he sido un pelotudo, pero dejamé mostrarte que voy a cambiar.

-- Las cosas se ganan con hechos, no palabras.

Lionel le enseña el boleto de avión que trae cargando.

-- Aquí está mi primera buena acción. Voy hasta donde me pidas, para cuidar de vos y de ese cachorro.

-- ¿Y si no es tuyo? ¿Vas a largarte en cuanto de a luz?

-- No, te haré otro.

Neymar le toca el hombro, llamando su atención. Le señala el rostro de mal humor que se carga la señorita encargada de la puerta.

-- No estoy para tus bromas Andrés. Me tengo que ir.

-- No estoy de joda -- sostiene su muñeca, reparando en que Guillermo ha subido un poquito de peso -- te juro que estoy muy arrepentido, cada que habló con vos me dejo llevar por mis celos y sé que no es excusa. Pero quiero hacer las cosas bien, desde cero.

-- El avión está a punto de despegar, ¿vaís a subir o no?

Pregunta la azafata con un dialecto andaluz muy marcado.

Guillermo se la piensa. Recuerda que hace esto por su bebé, no por él. Espera no arrepentirse de darle otra oportunidad al argentino.

-- Está bien.

Los tres últimos pasajeros suben por fin, y cuál niño pequeño Neymar le saca la lengua a su ex amigo y corre hasta Guillermo para ayudarle a subir su maleta al compartimiento.

-- Eu faço, não se preocupe. Sente-se agora (yo lo hago, no te preocupes. Ve a sentarte ya)

Neymar dice con una sonrisa. El omega acepta gustoso y agradecido con el alfa. Sus asientos eran los tres pegados a la ventana, y esperaba quedar él en una orilla y Lionel hasta el otro extremo del pasillo, pero el argentino es más rápido y se coloca en su puesto, obligándolo a estar entre ambos delanteros.

Guillermo no quiere discutir por el asiento y mejor le ruega a todos los Santos que existieran que le ayudarán a sobrevivir con estos dos.

El viaje no duraba más de dos horas, pero esos ciento veinte minutos le parecieron eternos, entre el brasileño y el argentino peleando a sus espaldas por ver quien le atendía más rápido.

¿Quería una botella de agua? Casi la rompían por agarrarla primero y tendersela.

¿Quería ir al baño? Se empujaban por el angosto pasillo para poder acompañarlo.

¿Quería preguntar algo a las azafatas? Hacían la mayor cantidad de señal exóticas para que les hicieran caso.

Estaba agotado, era como cuidar de un par de niños en lugar de adultos. Agradece llegar a su casa y poder despedirse de ambos finalmente.

-- Eh, eh, eh... ¿A dónde van?

Los detiene cuando quieren pasar a su casa.

-- Pues con vos, ¿no es obvio?

-- Ustedes no se van a quedar a vivir conmigo. Sólo necesito que vengan por mi cuando vaya al médico o a yoga. También a las pláticas de paternidad.

-- Pero... -- Neymar empieza a decir pero es interrumpido nuevamente por Guillermo.

-- No, no. Mañana tengo cita a las diez, temprano. Nos vemos.

Sonríe falsamente y cierra la puerta en sus caras.

Suspira, pegando su espalda a la madera. Tal vez no había sido buena idea pedirles ayuda. Estaba condenado a pasar nueve meses como en el vuelo.















N/A

Se culearon ehhhhh jajaja.

La verdad es que desde el inicio tenía muy claro como quería hacer esta historia, porque esta basada en el bebé de Bridget Jones, así que es como una comedia más que drama. Aún así me tente por unas varias buenas ideas que leí.

Lo sé, Lionel no merece ser perdonado tan fácil, pero si le va a costar ganarse de nuevo a Memo. Y Neymar tampoco es un pan de Dios inocente ehhhh.








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