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Al final de cuentas Guillermo siguió con su postura de no dejarse marcar ni de hacer la prueba de paternidad y aún así durante los siguiente meses los alfas siguieron tratando de persuadirlo sin mucho éxito.

No fue hasta la semana veinticinco cuando su vientre ya era imposible de ocultar que su madre apareció de nuevo en su vida.

-- ¿Cómo es posible que me tuve que enterar por medio de la prensa que estas en cinta y no por ti mismo?

Decía la alfa de mayor edad entre lágrimas falsas. Guillermo suspiró, llenándose de paciencia. Por esa razón era que no le había dicho nada, su madre era una dramática y de cualquier cosa hacía un problema.

-- Se me olvidó ma, entre tantas cosas apenas he podido llamarte.

Estaban sentados en el comer de su casa. Su madre había llegado de imprevisto pero agradecía haber mandado a los alfas en busca de un bizcocho, provocando consciente una carrera por ver quien era el que encontraba el pan más delicioso en la ciudad. No podía creer que apenas se había desecho de Lionel y Neymar cuando ya tenía otra alfa atormentandolo de vuelta.

-- Tonterías. Siempre deberías tener tiempo para contarme una noticia tan importante.

Guillermo odiaba a los paparazzis que estuvieron acosandolo desde que se filtro su descanso en el club. Sacando fotos suyas afuera del hospital y en tiendas infantiles. Al menos los medios no sabían aún qué un par de jugadores muy importantes parecían ser el padre de su cachorro, porque los comentarios hacia su persona no acabarían de seguro.

-- Y bien, ¿de quién es la criatura?

La pregunta que tanto esperaba pero menos quería responder fue soltada. Se acomodó mejor sobre la silla, alejándose un poco de su madre.

-- No me digas que es de Dulce María.

-- ¿Qué? ¡No, no es-! -- Guillermo se quiere golpear contra la mesa --Mamá, no hablo con ella desde hace muchos años.

Y era verdad. Dulce María fue una alfa que en su momento lo tomó cómo su omega, pero por la carrera de ambos eso no pudo funcionar.

-- Ay no. Ya sé, es del boxeador ese.

Peor tantito, se dice a sí mismo.

-- Tú bien sabes que pasó con Saúl.

-- ¿Entonces?

-- N-no sé.

-- ¿Cómo que no sabes?

Pregunta la alfa algo alterada.

-- Pues es así, no sé. Me acosté con dos personas en la misma semana y los dos me anudaron.

Da la misma respuesta que con los alfas, cansado de tener que explicar porque no sabe quien es el padre de su cachorro.

-- ¡No puede ser!

Se queja la mayor, haciendo como que se desmaya. Guillermo se asusta por el grito y por el golpe que da su madre a la madera tratando de sostenerse para evitar caer. Se acerca y trata de darle aire con su mano como si fuera un abanico.

-- Mamá, por favor.

-- Es que no puede ser Francisco Guillermo, yo no te crié para que fueras de cama en cama.

Ni siquiera fue en una cama, quiere decir, pero sabe que lo va a empeorar.

-- Eso no tiene nada de malo, puedo disfrutar con quien quiera mi sexualidad cuando sigo sin estar marcado.

-- No, no, no. No estas viendo todo el panorama. Ya eres un omega grande y sigues si estar enlazado y aparte de todo embarazado de Dios sabrá quien.

-- Papá me tuvo a los treinta también.

¿Qué esperar cuando no estabas esperando nada? Where stories live. Discover now